En el rezo de los viernes estuvo presente el último brutal asesinato.

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EFE-BAGDAD
Un día después de los atentados en el barrio bagdadí de Ciudad Sadr que causaron 203 muertos, Irak volvió a sufrir otra embestida terrorista en la ciudad de Tel Afar donde dos suicidas mataron a 22 personas e hirieron a otras 26.

Tel Afar es una conflictiva ciudad donde conviven con gran tensión turcomanos, suníes y kurdos, y en la que se han registrado numerosos atentados similares en los pasados dos años. Los atentados de Tel Afar ocurrieron mientras que los cortejos fúnebres de los 203 muertos de los atentados del barrio bagdadí de Ciudad Sadr se dirigían a la ciudad santa de Nayaf para enterrar a los muertos del día anterior en el cementerio de Dar al Salam, destino obligado para todo chií en Irak.

A las 11.30 hora local (09.30 gmt) dos terroristas suicidas se inmolaron casi al mismo tiempo en la ciudad de Tel Afar, 470 kilómetros al norte de Bagdad. Uno de los terroristas utilizó un coche bomba, mientras que el otro llevaba sus explosivos adosados al cuerpo, y los dos detonaron sus cargas en medio de una exposición de automóviles.

La policía y el ejército establecieron un dispositivo especial de seguridad, con controles de carreteras minuciosos, para garantizar el viaje de estos convoyes fúnebres, pues cortejos similares fueron atacados en el pasado.

Por otra parte, el primer ministro que prometió indemnizaciones a las víctimas de este atentado, se encuentra inmerso en medio de una grave crisis política, agudizada por la amenaza del «bloque Sadr» de retirarse del gobierno.

De hecho, el propio Muqtada Sadr, clérigo radical chií, dijo en un discurso leído por su representante que las tropas norteamericanas debían salir de Irak y afirmó que los atentados del jueves son en realidad «un ataque bárbaro contra la religión musulmana por parte del invasor, de los idólatras (suníes) y de los baazistas apóstatas».