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AGENCIAS-BRUSELAS
Los ministros de Justicia e Interior de la UE llegaron ayer a un principio de acuerdo en torno a la propuesta de retener los datos de las comunicaciones telefónicas y de Internet como medio para perseguir a los terroristas, según señaló el ministro del Interior británico, Charles Clarke, tras calificar de «esperanzador» que sus colegas europeos acordaran «hacer más» para combatir el terrorismo y discutir «la sustancia» de esta polémica propuesta.

En ningún caso contempla el contenido de las llamadas o de los e-mails, sino los datos que aparecen en las facturas, recordó el ministro español José Antonio Alonso, para lo cual en la mayoría de los Estados miembros se necesitaría una orden judicial.

«Lo más importante es lograr un acuerdo sobre la sustancia y lo más esperanzador hoy (por ayer) fue que muchos colegas que tenían temores al respecto se avinieran a resolver el problema», señaló Clarke al final del Consejo extraordinario de ministros de Interior de la UE convocado tras los atentados de Londres.

La propuesta sobre retención de datos de comunicaciones telefónicas y electrónicas, en discusión desde hace más de un año en el Consejo de ministros, se refiere únicamente a las informaciones relativas al usuario y el receptor, lugar de la conexión o aparato utilizado.

Alonso precisó que el objetivo es «dar una respuesta global al terrorismo» y esa propuesta de decisión-marco permitiría a los policías acceder a ese tipo de datos cuando sea necesario en el marco de las investigaciones.

Esa es la propuesta que está en discusión y que se espera sea aprobada en octubre, siempre «con el máximo respeto por los derechos y libertades constitucionales que son homogéneos en todos los Estados de la UE».

Mientras, la Comisión prepara otra propuesta en paralelo, de directiva, lo que permitiría, si llega a entrar en vigor, la denuncia ante el Tribunal de Justicia de la UE para los países que no apliquen esa retención de datos, explicaron fuentes comunitarias.

Clarke, explicó que en esta cuestión «todavía quedan cuestiones por resolver sobre el marco legal». Clarke restó así importancia a las preocupaciones de algunos eurodiputados por la privacidad de los ciudadanos e insistió en que «las libertades civiles son una preocupación legítima para cualquier demócrata».