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Unos 7.000 refugiados albano-kosovares podría ser acogidos en nuestro país, según anunció ayer el ministro de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, quien, no obstante, recordó que la cifra final está sujeta a lo que decida la Unión Europea esta semana.

Asimismo, destacó que el deseo del Gobierno es que la mayor parte de los refugiados permanezca en su entorno para no «hacer el juego» a Milosevic.
Coincidiendo con la comisaria europea de Ayuda Humanitaria, Emma Bonino, precisó que, en cualquier caso, el traslado de refugiados a países de la Unión Europea sería «limitado y para un periodo de tiempo limitado», y para aquéllos que se encuentren en una situación que justifique mayores atenciones, como niños o enfermos.

Matutes añadió que la estrategia del Gobierno es conciliar las políticas de ayuda en el terreno y de solidaridad de acogida, con el fin de, siguiendo las intenciones de la OTAN, permitir que la mayor parte de los refugiados «pueda permanecer en el entorno con un máximo de ayuda».