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EUROPA PRESS - LURGAN Varios miles de personas, entre ellas la presidenta irlandesa, Mary McAleese, asistieron ayer en Lurgan, al oeste de Belfast, a los funerales de Rosemary Nelson, la abogada católica asesinada el pasado lunes por terroristas unionistas protestantes.

El ministro irlandés de Asuntos Exteriores, David Andrews, y el secretario de Estado británico en Irlanda del Norte, Paul Murphy, también estaban presentes para destacar así la condena de Londres y Dublín de este asesinato y su voluntad de impedir que los planes de Paz en la provincia se quebranten.

El jefe del Gobierno irlandés, Bertie Ahern, y el ministro británico de Irlanda del Norte, Mo Mowlam, se encuentran en Washington donde participaron en los festejos de San Patricio, patrón de los irlandeses, en la Casa Blanca.

Representantes de organizaciones de Derechos Humanos, al igual que numerosos abogados y juristas, también acudieron a Lurgan, donde la policía y el Ejército se mantenían alejados.

A lo largo del recorrido del cortejo fúnebre podían leerse en las paredes carteles pidiendo la disolución de la RUC, la policía de Irlanda del Norte de mayoría protestante, acusada por la comunidad nacionalista de haber planeado junto a los paramilitares protestantes el asesinato de la abogada.

La víctima estaba especializada en la defensa de los derechos de los católicos y había representado a los habitantes católicos de Garvaghy Road, en Portadown, en el conflicto con las logias protestantes de esa localidad que cada año tratan de manifestarse en su barrio.