Josep Melià, en una imagen captada en la Plaça Espanya. | Jaume Morey

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Con la expectativa de ser decisiva en la formación de gobierno, Josep Melià (Madrid, 1972) abandera como número uno al Parlament la apuesta de El Pi Proposta per les Illes Balears con un ideario regionalista, con la defensa del patrimonio de los ciudadanos, el control del crecimiento demográfico, la apuesta por energías limpias y la idea clara de eliminar el impuesto de sucesiones entre familares como líneas maestras de un libro de ruta en el que un pacto con fuerzas extremistas, de izquierdas o derecha, no entra en sus planes, poniendo por delante su programa a la hora de evaluar un posible salto a las instituciones.

-Desde que nació El Pi ha intentado ser decisivo para la gobernabilidad de Mallorca y Balears. ¿Cree que ha llegado el momento de dar ese paso al frente?
-Cualquier partido, y El Pi también, se presenta a las elecciones para ganar. Hasta ahora había una mayoría de un bloque, el de izquierdas, por lo que El Pi quedaba en la oposición. Si ahora los dos bloques se compensan, tenemos la oportunidad de ser determinantes, decidir de una manera importante las políticas públicas que se harán los próximos cuatro años. Es una cuestión de coyuntura política y, si se da el caso, estaríamos satisfechos porque se podrían realizar las políticas que van en nuestro programa electoral.

-Hay puntos como el capítulo de rebajas fiscales, la legalización de viviendas fuera de la ordenación o la apuesta por el turismo en el que hay muchas coincidencias con el PP. ¿Qué diferencias hay entre ambos?
-No es tanta la similitud. Uno de los temas en que hacemos más énfasis es la eliminación del impuesto de sucesiones entre familiares. El PP habla de esa eliminación, pero realmente no lo hace, pues entre tíos y sobrinos defiende una rebaja. Hay diferencias que no son menores. En cuanto a ordenación, queremos abrir un proceso extraordinario para regularizar esas edificaciones en las que haya prescripción de cualquier tipo de orden de infracción, tanto en suelo rústico como urbano; y el PP sólo habla de rústico. El Pi tiene una línea política muy clara, que la defensa del patrimonio de los mallorquines y mallorquinas, y de los ciudadanos de las islas. El patrimonio personal y familiar. La eliminación del impuesto de sucesiones es dar continuidad y defender ese patrimonio. Como esa ordenación, que da más seguridad al patrimonio de los mallorquines; la defensa de las dos cuarteradas es también defender los activos de nuestros ciudadanos…

-Hace unos días, en el debate del Colegio de Médicos, Miquel Munar sacó el tema del copago sanitario. ¿Cuál es su postura?
-Por lo que yo sé, no se apostó por él. Nuestro programa no lo incluye. Miquel Munar, acertadamente, puso sobre la mesa un problema que es una realidad. Y es que hay muchas citas que quedan vacías, pacientes que no se presentan, y eso genera un coste extra brutal al sistema sanitario. Él constató que en la mayoría de países europeos hay copago sanitario. No es tan extraño que lo haya. El programa de El Pi no incluye el copago, pero sí que hemos de combatir ese absentismo en las citas previas.

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-Estadísticamente, Palma es fundamental en clave electoral, aunque la fuerza real de El Pi está en la Part Forana. ¿Se hace un esfuerzo extra para ganar terreno en este escenario?
-El Pi es un partido de proximidad, mallorquinidad, centrista. Es un partido de personas. ¿Qué quiere decir esto? Pues que cuanta mayor cohesión social haya, más fácil será que llegue nuestro mensaje. En un pueblo pequeño hay una gran cohesión social, la gente se conoce, y es más fácil que cale nuestro mensaje. Cuanto más grande es la ciudad, más complicado será, pues no existe esta proximidad y lo que tenemos es un gran impacto de los medios de comunicación. En el mundo mediático, jugamos en gran desventaja respecto a las fuerzas nacionales, que son maquinarias de poder y mediáticas, pues salen en todos los medios estatales. Nuestro altavoz es menor y sufrimos este agravio comparativo notable. Palma es un hándicap para nosotros, pero trabajamos para aprobar esta asignatura pendiente, yendo por las barriadas, ofreciendo un programa específico para quince de ellas y haciendo lo que se nos da bien, que es el tú a tú. Pero en Palma es difícil. Valoramos el trabajo del equipo, con Carles Cabrera y Coloma Bover al frente, y esperamos que esta vez, a la tercera, sea la vencida.

-A la hora de pactar, tienen muy claro que pondrán su programa por delante de todo.
-Nosotros tenemos un programa y unas ideas que llevaremos hasta el final. Hemos hablado de la eliminación del impuesto de sucesiones, podríamos hacerlo de la financiación. Es un aspecto clave. No podemos enviar 4.000 millones de euros cada año para no volver. Eso repercute en nuestros servicios públicos y limitan nuestras capacidades. Por ello, creemos en un concierto económico con un modelo de financiación que sea beneficioso. En cuanto al Régimen Especial, es un asunto capital. Estamos decepcionados con los que se ha hecho, pues estos fondos de insularidad, denominados factor de insularidad, que debían ser un suplemento de financiación, se han quedado en un mero cambio de nombre. Lo que antes era convenio de carreteras, ahora es factor de insularidad… Pero las inversiones del Estado siguen siendo las más bajas de todas las comunidades autónomas, y en la parte fiscal, hay una limitación europea y su efecto real queda reducido. Nosotros incidimos en la importancia de compensar la insularidad para poder apostar por la industria, el sector primario… Otro punto es la defensa de la lengua y la cultura, de un mayor autogobierno, del cumplimiento del Estatut d'Autonomia… Somos un partido que defiende un turismo potente, defendiendo la diversificación, pues da más solidez al tejido productivo. Hay que avanzar en calidad y en desestacionalización.

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-¿Preocupa la masificación que se deriva del crecimiento poblacional y del volumen de turistas que se concentran en momentos puntuales del año?
-En Baleares tenemos un problema de sobrepoblación. Y El Pi es de los pocos partidos que ha planteado esta legislatura este debate. En 40 años hemos doblado casi la población, pasando de 600 mil a casi un millón de habitantes. El INE dice que en los próximos 15 años creceremos hasta 300 mil habitantes más. La saturación existe todos los meses del año, no sólo en los de temporada alta. Tiene relaciones con el turismo, evidentemente, pero va más allá. Queremos combatir esa superpoblación, debemos estabilizarla, pues esa previsión del INE resulta insostenible desde todos los puntos de vista. Apostamos por el turismo, sí. Pero no queremos ningún incremento de plazas turística y hemos propuesto el cambio de uso, que aquella pequeña parte de la planta hotelera, cuya mayor parte es excepcional, que haya quedado obsoleta, se pueda reconvertir en otros usos como vivienda, sociosanitario, innovación, y restar presión turística.

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-Una consecuencia de esta saturación se traslada al capítulo de movilidad. ¿Dónde y en qué medida se debe incidir?
-Nosotros tenemos claro que hay que eliminar el carril Bus-VAO y subir el límite de velocidad en la Vía de Cintura, sí. Pero nuestra gran apuesta en materia de movilidad es el metro en Palma. Es la zona más saturada de la Isla. Defendemos este medio de transporte, como Bilbao o Málaga lo tienen desarrollado. En Palma, apenas hay una línea. De lo que se trata es de crear nuevas líneas, sabiendo que no es un proyecto de una legislatura ni a corto plazo, pero debemos avanzar, porque poner más elementos en superfície a una calzada ya desbordada y saturada, no tiene sentido. La solución a largo futuro es la del metro, transporte público y colectivo. También queremos acabar el segundo cinturón, en lo que es la conexión con la autovía de Llucmajor. Otro aspecto es la mejora de las carreteras secundarias, que están abandonadas. Esta red puede ayudar a descongestionar. El equipo de gobierno del Consell se ha cargado las rondas de los pueblos. Y nosotros creemos que se deben hacer y potenciar. Los que hacen carreteras se limitan a prohibir y poner limitaciones.

-Todo esto deriva en la importancia de tomar medidas en materia medioambiental y de sostenibilidad.
-Cuando hablamos de sostenibilidad, lo hacemos de población. Y nuestra medida número uno es trabajar para estabilizarla. Acabar con esta tendencia ascendente. El Pi no puede quedarse de lado y es consciente de que el cambio climático es el gran reto, no solo de las islas, sino de todo el planeta. Hay que actuar, recordando que estamos a la cola en España en generación de energía limpia. Por mucho que digan, somos los últimos. No hacemos política destructiva, entendemos que el Govern ha hecho algunas cosas bien, pero hay que promocionar el autoconsumo de energía limpia, y es una medida a potenciar. Hay que ir más allá, y a nivel estratégico, apostamos por la energía eólica marina. Los molinos de viento en el mar poseen una capacidad de generación mayor que las placas solares, y es un camino en el que trabajar. La electrificación y la energía limpia son los caminos para proteger el medio ambiente. Aprovechar el agua es un punto capital. Hemos de conseguir tener unas depuradoras punteras que consigan un agua tratada y de calidad, que nos sirva para el campo, regar zonas urbanas, cargar acuíferos, y desarrollar, en definitiva, una política de aprovechamiento de recursos e infraestructuras. No hemos de instalarnos en el prohibicionismo, como el Govern actual y afecta a espacios naturales. Quiero destacar el papel de los cazadores, que son un agente medioambiental, ayudan a mantener la biodiversidad. No lo dice El Pi, lo dice la legislación balear.

-¿Cuáles son las expectativas de su formación de cara al 28 de mayo?
-Crecer, pero especialmente y tras ocho años en la oposición, que se presente la coyuntura adecuada para que las políticas de los próximos cuatro años sean determinadas por El Pi. Pensamos que hay dos escenarios posibles. Por un lado, que el Govern dependa de un partido o formación extremista, de izquierdas o de derechas. De partidos que, o quieren eliminar la autonomía y odian la lengua y la cultura propias de Baleares, o de partidos que se ponen de perfil ante la ocupación ilegal de viviendas, que es un drama social que debería resolverse en 24 horas; o que se ponen de perfil ante la venta ambulante, el derecho de la propiedad les suena a chino… Es evidente que hemos de hacer un esfuerzo porque es más positivo para Baleares que el Govern lo determine un partido centrista, de tolerancia, moderado, de tranquilidad y mallorquinidad como El Pi, que no una fuerza extremista o populista, de izquierdas o derechas.

-Visto que todo apunta a un escenario de pactos. ¿El Pi se encontraría cómodo en un pacto con algun elemento extremista?
-No. Lo hemos dicho por activa o por pasiva. No nos vemos gobernando con partidos extremistas, ni de izquierda ni de derecha (en referencia a Unidas Podemos y Vox). Nuestra posición centrista y de defensa de los derechos de las islas impide poder llegar a acuerdos de gobernabilidad con este tipo de fuerzas.

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-Si tienen fuerza o potestad de gobierno, ¿qué será lo primero que reclamarán?
-La eliminación del impuesto de sucesiones entre familiares. Es una medida rápida, que se puede adoptar en el primer Consell de Govern y no requiere de una ejecución. Podemos prometer otras cosas a nivel de infraestructuras, pero no se lograrán de un día para otro. También es importante la simplificación administrativa. Hay una asfixia tributaria y burocrática. No tenemos atención presencial, cuando hay una parte de la ciudadanía que no está capacitada a nivel informático. Pero todo son obstáculos. Los partidos que han gobernado estos ocho años hablan de ello y me hace gracia, pues en este tiempo no se ha hecho nada. No es normal estar tres años para recibir un informe o una autorización. Pocos ayuntamientos conceden las licencias de obra en plazo, lo que es una consecuencia de todo lo que denunciamos. Aquí hay un camino a recorrer. Es más, si a los emprendedores les dejaran trabajar y les dieran facilidades administrativas, la economía lo percibiría.