Pablo Casado, Pedro Sänchez, Santiago Abascal, Pablo Iglesias y Albert Rivera, poco antes del inicio del debate. | SUSANA VERA

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El debate electoral organizado este lunes por la Academia de la Televisión puso de manifiesto las inmensas diferencias que existen entre los líderes políticos y la dificultad que tendrán para llegar a acuerdos después del 10-N. Fue un debate vivo y suelto, con interrupciones y discusiones entre los candidatos, algo tenso en ocasiones. Se emplearon calificativos como «cobardes» o «traidores» con ligereza.

El debate se celebró en el plató del Pabellón de Cristal de la Casa de Campo de Madrid. Fue moderado por los periodistas Ana Blanco (La Primera) y Vicente Vallés (Antena 3).

El candidato socialista Pedro Sánchez defendió que la «crisis» de Catalunya debe resolverse mediante «espacios de diálogo y encuentro», y anunció tres medidas para la próxima legislatura si gobierna: implantar una asignatura obligatoria de educación en valores civiles, constitucionales y éticos; modificar la ley general audiovisual para que la dirección de los entes públicos tenga el respaldo de dos tercios de los parlamentos; e incorporar al Código Penal la prohibición de celebrar referéndums ilegales. No le tomaron en serio y le recriminaron estas promesas.

El candidato popular Pablo Casado intentó sin éxito en cinco ocasiones que Sánchez le contestara si Catalunya «es una nación». Sánchez se salió por peteneras: «A ustedes les montaron dos referéndums y se les fugó Puigdemont». Casado insistió: «¿Va usted a pactar con Torra, con Junqueras y con Otegi?

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Albert Rivera, de Ciudadanos, se comprometió al principio del debate a «echar un cable» para desbloquear la situación política y que se forme gobierno, pero a partir de ahí buscó el «cuerpo a cuerpo» con cualquiera que quisiera medirse con él. Llegó a decir que «los funcionarios públicos no pueden ir a trabajar a Baleares porque el señor Sánchez les pone trabas lingüísticas».

Pablo Iglesias, líder de Podemos, quiso contestar a Rivera, empeñado en defender la unidad de España por encima de todo. «Lo que une de verdad a los españoles es hacer efectiva la ley de dependencia, la sanidad publica, la educación gratuita de 0 a 3 años. La Constitución está para cumplirla, Albert, no para echarla contra los demás. Iglesias también tuvo palabras para el actual inquilino de la Moncloa: «A nosotros no se nos compra con sillones, sino con competencias, señor Sánchez».

Santiago Abascal, candidato de Vox, atacó a Sánchez por «llegar a acuerdos con todos los enemigos declarados de España». Y puso énfasis en que «primero hay que ayudar a los españoles y después a los extranjeros». También fue claro al hablar de política social: «Los españoles tendrán que elegir: o autonomías o pensiones». Y atribuyó al «despilfarro» y al «gasto político» de las autonomías la situación «dramática» de la economía española.

Consultas ilegales

Pedro Sánchez, prometió que si sigue gobernando después de las elecciones del 10-N promoverá una reforma del Código Penal para prohibir «de una vez por todas los referéndums ilegales», dentro de varias medidas para resolver la crisis de convivencia en Catalunya. También prometió una ley audiovisual que garantice que todos los consejos de administración de los medios públicos los aprueben dos terceras partes de los parlamentos para evitar adoctrinamiento en las televisiones públicas. Y una asignatura de educación en valores civiles, constitucionales y éticos.

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