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JAVIER J. DÍAZ

A las diez de la mañana, un equipo proveniente de los talleres Magisa (Madrid), donde se ha fundido la obra, se incorporó al trabajo. Cuatro operarios y un supervisor, el ingeniero de caminos Héctor García, que lleva siguiendo a Bou desde hace ya cinco meses. Casi a las once y media, aparecieron los dos trailes que llevaban encima los cinco cubos y los dos conos de Bou. Todo estaba preparado.

Tras varios días de viaje, Bou, la escultura diseñada por el arquitecto Santiago Calatrava para el Museu d'Art Modern i Contemporani de Palma, llegó ayer a su destino final. La escultura llamada a abrirse a la Bahía de Palma como un gran faro que la iluminará, está ya en Es Baluard. Una veintena de operarios comenzaron a montar ayer las 40 toneladas de obra. El proceso se prolongará durante esta semana para que esté lista de cara al día 2 de febrero, la fecha fijada para la inauguración.

Tras embarcar en Valencia el viernes y llegar el sábado al puerto de Palma, ayer, los dos trailers que la transportaron desde Madrid hasta Valencia por tierra y desde Valencia hasta la Isla por ferry llegaron al museo palmesano a media mañana.

A primera hora, un equipo formado por una decena de personas comenzó a fijar una grúa de 220 toneladas en el inicio del Paseo Sagrera, justo al lado de la Riera.

Primero fue el turno para las piezas que forman la cimbra, un andamio que se levantará para poder montar la escultura y colocar todos los cubos sobre los conos, y que más tarde se retirará. A continuación, la grúa cargó una peana de 19 toneladas y de 12 x 3 metros de longitud y la llevó por los aires hasta la terraza de Es Baluard.

El trabajo para fijar la base al suelo y acondicionarla para soportar el resto de toneladas de las otras partes de Bou se prolongó durante todo el día de ayer y se extenderá también durante hoy. Al mismo tiempo se comenzó a montar el andamio para una vez fijada la peana, colocarlo encima de ella y poder así comenzar a unir los conos y los posteriores cubos mediante una pieza, denominada espina dorsal, y que evite el vuelco de la escultura.

Para García, lo más difícil será «colocar la peana, los conos y el primer cubo» ya que el resto de cubos «será algo muy mecanizado». Sin embargo, no resta importancia a ningún aspecto. «La delicadeza es contínua, es una obra singular en la que cada paso es delicado hasta el último cubo».