Alrededor de un kilómetro de arenas blancas y aguas tranquilas, al abrigo de una pequeña bahía, pocas veces ha dado para tanto. La playa de Magaluf es uno de esos emplazamientos idílicos -de los que no escasean en Mallorca- que ha dado lugar a una historia y un desarrollo que han ido parejos a los del resto de la Isla.

Los terrenos que hoy en día son Magaluf se encontraban en la possessió de Cas Saboners, una de las 35 situadas en Calvià

Con 950 metros de longitud y una anchura promedio de 45 metros, su nombre está asociado al turismo desde hace décadas, pero en los últimos tiempos Magaluf suena a transformación, reinvención y calidad, por encima de etiquetas que parecen ya superadas. A través de esta historia, de sus aciertos y de sus errores, se puede trazar un completo análisis de la evolución social y económica de la industria que ha marcado al archipiélago.

La Punta de sa Porrassa tal y como se encontraba en los 50.

Orígenes

Todo comenzó en una Mallorca aún eminentemente agrícola. El turismo, ya presente incluso desde finales del siglo XIX y primeras décadas del XX, aunque ya apuntaba maneras, distaba mucho de significar para Mallorca lo que significa ahora. En ese contexto, Cas Saboners era una de las más de 35 possessions que tenía Calvià. En sus tierras estaba lo que hoy en día es Magaluf, una playa de la que ya hay referencias escritas en 1531 con el topónimo ‘Platges de Magalluf’, aunque hay razonables dudas sobre si su origen sería sarraceno o judío, así como su significado concreto, sobre el que hay teorías de lo más dispares.

MAGALUF - PLAYAS - VISTA AEREA DE LA PLAYA DE MAGALUF.
La imagen principal de la noticia, tomada en los años 80, contrasta con la que hay sobre estas líneas, que muestra el estado actual de la playa, con una presencia de inmuebles nada comparable.

La Isla ya había comenzado a desarrollar una incipiente industria turística en las décadas anteriores, con hitos como la creación del Fomento del Turismo de Mallorca (1905) o la construcción del Gran Hotel en Palma (1903), que durante unos años, hasta la apertura del Hotel Ritz en Madrid, fue el más lujoso de España. Tras la Segunda Guerra Mundial y la inestable situación en que dejó a otros destinos europeos, Magaluf comenzó su desarrollo turístico. De gran ayuda fueron varias campañas de promoción emprendidas por iniciativa de Fomento, que tuvo especial acierto con la icónica ‘Luna de miel en Mallorca’. La campaña atrajo a miles de visitantes, tanto de la Península como de muchos países europeos.

El Hotel Atlantic se alzaba en solitario frente a una playa apenas ocupada por turistas, tras su inauguración en 1959.

La gran transformación de Magaluf llegó en 1959, con la construcción del Hotel Atlantic. Se trataba del primer establecimiento enfocado al turismo mayoritario en esa playa. Su inauguración coincidió con una importante devaluación de la peseta, que provocó la llegada de cientos de miles de turistas atraídos por los muchos y económicos, en aquella coyuntura, encantos que ofrecía la Isla. Otro factor que contribuyó a esta combinación perfecta fue la inauguración, un año después, del aeropuerto de Son Sant Joan, que hizo que las conexiones con Mallorca allanaran aún más el terreno para los visitantes. El desarrollo de Magaluf, en consonancia con el del resto del territorio insular, despegó entonces. Se construyeron en los siguientes años más de 100 hoteles, con una oferta de 6.800 camas. El proceso, conocido en el urbanismo con el término específico ‘balearización’, supuso un desafío para el crecimiento equilibrado: si en 1960 llegaron a Mallorca unos 40.000 turistas, en 1973 la cifra llegó a los 3,5 millones.

El crecimiento de Magaluf se vio frenado por la crisis petrolífera de 1973, que impactó en el incremento de precios y costes

Lo que al principio eran hostales de tamaño pequeño o mediano, pronto se convirtieron en grandes establecimientos con cientos de plazas. La demanda de mano de obra llegó a ser tal que surgieron núcleos de población ocupados exclusivamente por trabajadores de la industria turística, como Son Ferrer. La presencia británica empezó a ser mayoritaria y, al tiempo que abrían los primeros Pubs, surgió también una feroz competencia entre ellos que hizo uso de las estrategias más agresivas.
El crecimiento imparable de Magaluf se vio frenado por la crisis petrolífera de 1973 y su impacto en los precios. Comenzaron entonces conceptos que han perdurado hasta nuestros días, como el de fijos discontinuos. En 1979, una vez superada la situación económica, Magaluf volvió a ser un imparable motor de desarrollo. La oferta nocturna siguió creciendo, la demanda incrementándose y los beneficios de las empresas hoteleras mallorquinas permitió su expansión a otros países y su conversión en grandes grupos internacionales, con gran influencia en el mercado global.

MAGALUF - VISTA GENERAL DE MAGALUF.
El ocio nocturno ha sido el imperante durante décadas.

Crisis y transformaciones

Pero como la economía es una suerte de ‘eterno retorno’, el que fuera llamado ‘segundo boom turístico’, entre 1979 y 1987, se transformó en la segunda gran crisis, que se prolongó, por el exceso de oferta, hasta 1994, con el inicio de un nuevo ciclo, el ‘tercer boom’, que coincidió con la entrada de España en la Unión Europea. Magaluf creció y creció, pero al tiempo que lo hacía su economía, lo hicieron también los escándalos, que aunque puntuales, tuvieron una enorme trascendencia mediática.
La llegada de una nueva crisis obligó en 2010 a plantear lo que ya era una necesidad: transformar el destino, dar a Magaluf una nueva vida de acuerdo a sus posibilidades.

Un proyecto del grupo inversor Melià Hotels International para reconvertir los establecimientos en la zona fue declarado como de interés autonómico por el Consell de Govern en 2011. Con él se inició un cambio de tendencia que a día de hoy continúa marcando la evolución y el futuro. Tras años de trabajo, cientos de millones de euros invertidos o la renovación total de espacios públicos, como la Avenida Magaluf, la voluntad de dar forma a un destino de calidad sigue intacta y poco a poco va logrando su frutos. Los datos así lo atestiguan: el turismo de excesos está en retroceso y la valoración de los clientes aumenta, anunciando un nuevo Magaluf que ambiciona, no solo sobrevivir, sino ser un referente en una nueva forma de turismo.