Las fiestas de Semana Santa llegan como agua de mayo después de dos meses, febrero y marzo, en los que no han abundado los días festivos ni el buen tiempo. Son unos días muy esperados, sobre todo para aquellos que no han disfrutado de unas vacaciones o de un puente desde la Navidad o más.

La crisis no habrá impedido que muchos opten por salir de la Isla para visitar a familiares y amigos, o para descubrir nuevos territorios durante este largo puente festivo que va desde el Jueves Santo, el 1 de abril, hasta la Segona festa de Pàsqua, que a muchos mallorquines les permite prolongar hasta el lunes siguiente las minivacaciones de Semana Santa.

Sin embargo, Mallorca ofrece variedad de propuestas para los que quieran disfrutar de estos días sin abandonar la "roqueta": salir a cenar con tranquilidad y dejarse estremecer al paso de las numerosas procesiones que recorren las calles Palma y de cada uno de los pueblos de la Isla; reunirse con la familia a elaborar y a degustar la repostería típica de estos días, como las empanadas y los robiols que se continúan elaborando en muchos hogares; madrugar y oxigenarse con una jornada en la naturaleza saliendo de excursión a pie o en bicicleta, o alojándose en los refugios que brindan cobijo en hermosos parajes a lo largo de la Serra de Tramuntana; y para los urbanitas, disfrutar de conciertos, exposiciones, teatro y espectáculos que, en estos días, abundan en la Isla.

Hay un plan a la medida de cada uno, lo importante es no mimetizarse con las curvas del sofá y salir a la calle.

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