Los jugadores del Athletic Malcom Adu (2-d) y Raúl García (d) protestan una jugada en el área del Mallorca, durante el partido correspondiente a la jornada 32 de LaLiga Santander que RCD Mallorca y Athletic Club de Bilbao han disputado este lunes en el Visit Mallorca Estadi de Palma de Mallorca. | Cati Cladera

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El convulso desenlace del partido entre el Real Mallorca y el Athletic Club de Bilbao tendrá consecuencias. El acta del colegiado del encuentro, Figueroa Vázquez, refleja las expulsiones del defensa Antonio Raíllo y el del segundo entrenador del conjunto bermellón, Toni Amor, una vez que se decretó el final con empate a uno en el marcador y ofrece un relato de los hechos que pueden marcar su castigo una vez que el Comité de Competición se reúna. Además, el árbitro también ha puesto de manifiesto el lanzamiento de una botella que puede suponer una sanción para el club bermellón en una salida del terreno de juego en la que quedó patente el malestar del mallorquinismo con su actuación.

El penalti señalado en la última acción del partido a Íñigo Ruiz de Galarreta enfureció tanto a los jugadores del Real Mallorca como a sus aficionados. Todos reclaman una falta previa de los atacantes del Athletic Club y el contacto en la mano de Adu Ares que beneficia al rematador antes de que el balón impactara en el brazo del centrocampista bermellón. La mano es clara y a juicio de Javier Aguirre el árbitro es el que tiene que interpretar la jugada inmediatamente anterior. La jugada se saldó con tarjeta amarilla para el futbolista local y el tanto desde los once metros de Iñaki Williams que subía el empate al marcador frustrando la celebración por la permanencia de los bermellones.

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Tras el pitido final, se sucedieron una serie de acontecimientos que también pueden perjudicar al Mallorca, sobre todo, por la expulsión de Antonio Raíllo. «Fue expulsado por salir desde el área técnica hacia mi posición dentro del terreno de juego, golpeándose su cara con su mano en repetidas ocasiones, en señal de disconformidad. Tras mostrarle la tarjeta roja, tuvo que ser sujetado por sus compañeros, mientras continuó increpándome de manera reiterada», explica el árbitro en el acta.

No fue la única cartulina roja que enseñó Figueroa Vázquez camino de los vestuarios, ya que también tuvo tiempo de enseñársela al segundo entrenador del Real Mallorca, Toni Amor. «Fue expulsado por golpear con el brazo a una botella de plástico que estaba sobre el césped, en señal de disconformidad a una de mis decisiones», detalla el documento arbitral.

Tampoco fue la única botella de plástico a la que hace referencia el colegiado en el acta del encuentro, ya que también observó otra incidencia antes de acceder al interior del Son Moix que ha hecho pública. «Tras finalizar el partido y mientras nos dirigíamos a entrar en el túnel de vestuarios, desde la parte de la grada situada encima de túnel de vestuarios lanzaron una botella de agua vacía, que no llegó a impactar en ninguna persona», ha reflejado Figueroa Vázquez en un acta que tendrá consecuencias para el Real Mallorca.