La alpinista Araceli Segarra, en un momento de la entrevista que concedió el pasado martes a este diario. | Teresa Ayuga

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El nombre de Araceli Segarra (Lleida, 1973) está bordado en oro en la historia del deporte estatal desde que se convirtiera en el año 1996 en la primera mujer española en coronar los más de 8.800 metros del Everest, el techo del mundo. De esta hazaña, quedan para la posteridad el documental en IMAX de Hollywwod Everest, en el que se narra la hazaña en sí pero también parte del rescate del trágico accidente en el que fallecieron 13 personas y del que la alpinista catalana formó parte.

Sin embargo, su poliédrica carrera que va mucho más allá de la montaña la ha llevado también a ser escritora, ilustradora, modelo, fisioterapeuta, conferenciante o autora de libros destinados al público infantil. Una anécdota en su intensa vida es que trabajó como asistente de cámara y producción en la película Siete años en el Tíbet, cinta protagonizada por Brad Pitt en el año 1997. De esto y mucho más habló el pasado martes durante el evento Esfuerzos Compartidos patrocinado por Trablisa y que presentó la periodista Raquel Agüeros ante 1.200 alumnos de once colegios de Mallorca en el Trui Teatre.

Una vez concluído el acto, Segarra atendió a este periódico al que declaró que «muchos jóvenes piensan que si no tienen un talento especial no tiene nada que hacer en la vida. He intentado enseñar con mi experiencia que las circunstancias no determinan quien eres. Eres tu quien determina como acaban siendo las circunstancias. Tienes más poder y más control del que parece. No se puede utilizar la excusa de: ‘no vengo de una familia rica’ o ‘no se me da bien nada’ para no conseguir evolucionar o tirar hacia adelante. Es necesario esforzarse. Esta es la herramienta para superar lo que no puedes controlar. En el colegio te enseñan pero en casa te tienen que educar».

Límite

En los momentos de vida o muerte, la montañera explica que «lo que me ha salvado ha sido la autoestima. La autoestima viene dada del ‘me da igual lo que piensen los demás’. Si tengo que retroceder, retrocedo, y vuelvo a casa aunque no haya llegado a la cima. A mi lo que digan los demás... yo sé lo que he hecho, cómo lo he hecho y no tengo que rendir cuentas ante nadie. Hasta que no tienes esta seguridad en ti mismo puedes cometer errores y has de saber volver atrás. Eso es lo que te salva la vida. El éxito es lo que no sale en la foto: tu esfuerzo, mucho tiempo y todo lo que pierdes».