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El Rey Jorge ha vuelto a casa para dar ejemplo. El piloto isleño de MotoGP abrió ayer un agujero en su agenda para viajar a a Palma y participar junto a los más jóvenes en la campaña 'Ponle freno' que organizan Onda Cero y la Fundación Antena 3. Además, el bicampeón aprovechó la ocasión para echar la vista atrás y para situar su lupa sobre el campeonato del Mundo. Todo, cómo no, bajo un discurso personal e intransferible.

Lorenzo no cambia. Aunque las lesiones y los problemas físicos le persiguen desde hace un tiempo, no pierde la sonrisa ni le resta un sólo gramo de contundencia a sus palabras. Más bien al contrario. Ayer, por ejemplo, contentó a todo el mundo. Primero, con su puesta en escena, que se adapta fielmente a la de cualquier otra estrella de su tamaño. Llegó al Parc de ses Estacions a bordo del taxi que le trajo desde el aeropuerto y le bastó con poner el pie en tierra para levantar una gran polvareda a su alrededor. Ataviado de manera informal y deportiva (pantalones vaqueros blancos, una camiseta lila con un gran corazón estampado en el pecho y la gorra negra de uno de sus patrocinadores) y ayudado en todo momento por esas muletas que le acompañan desde que se cayó en China, el piloto se movió siempre frente a un enjambre de cámaras. Después, se sentó ante un exigente auditorio formado más de un centenar de alumnos del colegio San Francisco («me habían dicho que es un colegio muy pijo», les saludó desafiante) y tras aconsejarles acerca de la necesidad de circular con precaución por la carretera, aceptó el reto de contestar a sus envenenadas preguntas. «¿Quién te haría más ilusión que ganara el título, Pedrosa o Rossi?». Mientras su jefe de prensa aún resoplaba, él ya se había tirado a la piscina: «Como español prefiero que gane Pedrosa», sentenciaba poco antes de ser ovacionado. Segundos más tarde, tras reprender al interesado que le tiraba de la lengua, matizó sus declaraciones: «Valentino es un piloto estupendo, un crack dentro y fuera del circuito».

A partir de ahí, su conferencia ante los pequeños fue como un baño de multitudes que se cerró con una interminable sesión de fotos, autógrafos y guiños. Y sin tiempo para recuperarse del ajetreo, aceptó el segundo desafío de la jornada: analizar el paisaje del Campeonato del Mundo de MotoGP y las secuelas de sus molestias: «Afortunadamente está yendo todo muy bien y cada día me encuentro mejor. Puedo apoyar los dos pies y estoy feliz por haberme recuperado tan rápido. Cuando decidimos correr después de la caída de China nos la jugamos, pero asumimos el riesgo y salió todo bien, aunque también podía haber salido al revés. ¿Qué me llevó a hacerlo? No quería defraudar a mi gente, a los patrocinadores y, sobre todo, no quería defraudarme a mí mismo».

Giorgio desveló además que su relación con Rossi mejora con el paso de los días («no somos colegas, pero cada vez hay más confianza») y esparció todo su optimismo sobre las próximas pruebas que le ha reservado el calendario: «En Mugello gané en 2006 y en 2007 no pude hacerlo por varias circunstancias, pero fui rápido. Después viene Montmeló, que también me es favorable. Espero alargar la racha».

El balear se atrevió a pronosticar que el campeón de este año saldrá del póquer que integra junto a Stoner, Rossi y Pedrosa y recordó que está todavía muy lejos de clausurar su etapa de aprendizaje en la categoría reina: «Sería de locos decir que vamos a por el título o que vamos a ganar un montón de carreras. Intento ser humilde y la realidad es que todavía no estamos preparados». Genio y figura.