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Jenaro Llorente|MADRID
El Espanyol echó un jarro de agua fría en el Vicente Calderón al vencer al Atlético de Madrid (1-2) en un encuentro extraño y de nuevo bronco, marcado por las decisiones arbitrales, que dejaron a los locales con nueve hombres con casi toda la segunda mitad por delante.

Comenzó el partido con buena pinta para el Espanyol. El equipo catalán tenía el balón, el mando del partido, a costa de un Atlético desorientado y con sus dos puntas, Agüero y Forlán, totalmente desconectados de los centrocampistas. Una línea en la que faltaba el portugués Maniche por decisión técnica.

Cléber Santana fue su sustituto, pero al brasileño le falta carácter para compensar en una parcela excesivamente creativa, en la que los rivales de calidad no tienen dificultades para hacer circular el esférico.

Eso le pasó al Atlético hasta que una decisión exagerada del colegiado dio un rumbo radical a la contienda. Antes, Corominas había marrado una ocasión clamorosa.

En el minuto 30, se produjo la expulsión del Kun Agüero por revolverse en una zona sin peligro ante Torrejón. Fernández Borbalán no vaciló en mostrar la roja al argentino en una medida desproporcionada, demasiado autoritaria.

Sin embargo, la circunstancia añadió un plus de agresividad a los rojiblancos y una inyección de adrenalina a la grada, que reaccionó con una bronca ensordecedora cada vez que el Espanyol tenía la bola.

Y en medio de todo ello, Simao Sabrosa volvió a sacarse de la manga un golazo espectacular, igual que lo hiciera hace tres días ante el Panathinaikos griego. El portugués coló por la escuadra izquierda de Kameni un balón de falta directa desde fuera del área (m. 38).

El Espanyol parecía intimidado por la reacción feroz de los locales y, por si fuera poco, un nuevo desatino arbitral le impidió la posibilidad de empatar poco después. El colegiado no señaló una mano que pareció clara de Raúl García dentro del área.

La segunda mitad se desarrolló como era de prever. Fue un monólogo para el Espanyol, que salió obligado a por el empate con superioridad numérica y lo logró muy pronto por mediación de Raúl Tamudo (m. 52).

Al tanto le siguió la segunda amarilla a Mariano Pernía (n.55). El Atlético se quedaba con nueve y con un sólo objetivo, que no era otro que defender el punto.

Era una misión casi imposible, pero el Atlético realizó un alarde de garra, de nervio, de fortaleza ante la adversidad y el uruguayo Diego Forlán, solo como un islote todo el segundo acto, pudo anotar en dos ocasiones.

Sorprendentemente, el Espanyol estaba atascado y no era capaz de traducir su superioridad con la claridad que se presumía. No obstante, la salida de De La Peña le dio fluidez y un pase magistral del cerebro blanquiazul fue rematado por Tamudo y atajado de forma imponente por Christian Abbiati, que completó una actuación soberbia.

Quedaban diez largos minutos por delante y el Espanyol lo seguía intentando, hasta que Luis García firmó una victoria lógica para su equipo (m. 84) según se desarrollaron los acontecimientos. Los de Valverde se sitúan en Liga de campeones tras la victoria y el Atlético despide el año con sabor agridulce y fuera de los puestos de Champions.