Rafael Nadal accedió ayer a la final de Wimbledon sin excesivos problemas.

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Efe|LONDRES
Roger Federer y Rafael Nadal, los dos tenistas dominadores del circuito ATP, se citarán el domingo (15.00 horas, Cuatro y Canal+) en la pista central del All England Club con la historia, ya que el suizo tiene la posibilidad de igualar la marca de cinco entorchados consecutivos del sueco Björn Borg y el mallorquín podría conquistar el segundo título de Wimbledon para el tenis masculino español, 41 años después del que levantó Manolo Santana.

No parece que en un plazo corto de tiempo el panorama en la elite del deporte de la raqueta vaya a cambiar. Lo hacen las superficies, pista de arcilla, dura o hierba, pero siempre los mismos protagonistas: Roger Federer, ganador de diez Grandes, incluidos cuatro títulos de Wimbledon en las últimas cuatro ediciones y Rafael Nadal, intocable en tierra batida y con una progresión admirable para acoplarse al pasto londinense, terreno intocable hasta la fecha para el suizo.

El helvético desembarca en la última ronda del tercer Grand Slam de la temporada cediendo un sólo set, en cuartos de final ante Ferrero, y arrasando al resto de sus rivales. Se libró de jugar el encuentro de octavos de final ante el lesionado Tommy Haas y estuvo seis días sin disputar un partido. Después de este inesperado descanso, provocado por las continuadas lluvias que azotaron la capital británica, el helvético se deshizo en semifinales de Gasquet, que sólo le plantó resistencia en el primer set.

Por su parte, el número dos del mundo se plantó en la final del torneo con más sobresaltos de los esperados. El primero de ellos, el eterno encuentro de dieciseisavos de final ante el sueco Robin Soderling, quien mantuvo al español durante cuatro días y cinco sets sobre la pista. Acabó derrotado. En la siguiente ronda, nuevo sufrimiento para Nadal, que tuvo que protagonizar una remontada heroica ante el ruso Mikhail Youzhny, después de caer en los dos primeros sets del partido.

Desde entonces, el manacorí, con un juego más agresivo y un servicio más sólido, ha superado a rivales a priori más complicados para su estilo de juego: el checo Tomas Berdych, en cuartos de final, y el serbio Novak Djokovic, en semifinales, quien se retiró en la tercera manga por una lesión.

Ahora es el turno de que ambos jugadores midan sus fuerzas entre ellos, sin más mediación que sus dotes para desenvolverse en un terreno, que a día de hoy es propiedad de Federer. Es la quinta vez consecutiva que alcanza la final del Grande británico, y hasta la fecha su efectividad es mayúscula: cuatro triunfos en otras tantas finales, las tres primeras frente al estadounidense Andy Roddick y la última, la del año pasado, contra Rafael Nadal.