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El Mallorca está obligado a revisar sus números como local antes de que el 2006 baje la persiana. Los bermellones, que no volverán a reencontrarse con su público hasta el próximo día 7 de enero, archivarán esta noche los datos de un año en el que su condición de local sigue bajo sospecha. No en vano, de los siete partidos protagonizados hasta el momento en Palma, el conjunto de Manzano sólo ha alzado una vez los brazos en señal de victoria, un dato que además de restarle potencia, podría amenazar gravemente su travesía por el torneo.

El conjunto insular resulta especialmente vulnerable cuando actúa en su terreno de juego y los visitantes llevan muchas semana tomando nota de ello. Equipos teoricamente débiles, como la Real Sociedad, o intermitentes, como el Atlético de Madrid, han aprovechado ya la candidez con la que se emplean los baleares en muchas de sus funciones y se han llevado algún que otro recuerdo en forma de punto de la instalación rojilla.

El único conjunto que ha claudicado en el Camí dels Reis es el Espanyol, pero su visita llegó durante la fase embrionaria del ejercicio (24 de septiembre) y hay que esforzarse demasiado para recordar aquel gol balsámico de Maxi López sobre la portería periquita. Desde entonces, la grada del antiguo Son Moix ha tenido que soportar derrotas inexplicables, goleadas humillantes y más recientemente algún que otro empate sin mucho contenido en el que la actuación del colegiado podía con todo.