Pisculichi, durante un reciente entrenamiento. Foto: MONSERRAT

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Un negocio redondo. El Mallorca vende a un futbolista menor -el número quince de la plantilla en minutos jugados-, recupera un millón de euros de la inversión realizada en enero y dispone de una plaza de extranjero para cubrir en el mercado de invierno. Mejor, imposible. Y es que la operación Pisculichi vivió ayer su último capítulo. Aunque el contrato quedará sellado el próximo lunes, cuando una delegación del Mallorca encabezada por el secretario técnico Nando Pons y el gerente Pedro Terrassa se desplace a Doha para cerrar el traspaso, el futbolista argentino dio ayer el primer paso. Piscu y sus representantes, que anteayer se mostraban reacios a la aventura, se encuentran en Qatar para negociar los últimos flecos con los dirigentes del Al-Arabi y someterse a la pertinente revisión médica. El delantero argentino firmará un contrato para lo que resta de temporada y tres más y percibirá un millón de euros netos por campaña, casi el triple de lo que percibía en el Real Mallorca.

El pasado mes de enero, el Mallorca desembolsó 2'5 millones de euros por adquirir los servicios de una de las más firmes promesas del fútbol argentino. Diez meses después, el club balear le ha traspasado al Al-Arabi de Qatar por 3'6 millones de euros (4'5 millones de dólares) en una operación financiera notable. No sólo ha recuperado el dinero invertido, sino que incluso obtiene un ligero superavit por la venta, ganancia que quedará reducida por la plusvalía que debe percibir el anterior club del futbolista, Argentinos Juniors. Entre medias, apenas tres goles en una veintena de encuentros y una sensación de frustración. A cambio, las arcas de la SAD balear reciben una inyección económica para reforzar el ataque en el próximo plazo de fichajes.

A pesar de estar considerado uno de los valores emergentes de la inagotable cantera argentina, Leonardo Nicolás Pisculichi (Rafael Castillo, Buenos Aires, 1984) no ha tenido suerte en su paso por la Isla. Héctor Cúper, inquilino del banquillo cuando el club cerró su fichaje, ya dejó caer que no era un futbolista preferente en su lista. Incluso el presidente Vicenç Grande le calificó más como el primer refuerzo de la actual campaña. Llegó avalado por sus diez goles en el torneo Apertura, una progresión que llamó la atención de los grandes clubes de su país (River Plate, Boca Juniors...) y otros del viejo continente como el Sporting de Lisboa o el Cádiz, que habían estudiado su fichaje. El estreno de Piscu, cuya contratación supuso ecorte de su compatriota Adrián Peralta, que regresó a su país, se produjo en La Romareda de la mano de Héctor Cúper. Entró al campo en el minuto 67 en sustitución de Jonás. A pesar de anotar un tanto ante la Real Sociedad, el argentino explotó coincidiendo con la llegada de Gregorio Manzano. Pisculichi acaparó todos los elogios en el estreno del técnico jienense. Fue en La Rosaleda ante el Málaga y el argentino abrió el camino del triunfo con un gran gol y asistió a Campano en la acción del 0-2. Siete días más tarde, otro partido de lujo y otro gol. Esta vez ante el Real Madrid y desde el punto de penalti. En apenas cuatro partidos había firmado tres goles. Los números avalaban su contratación. De repente, Pisculichi entró en un laberinto. No volvió a marcar un gol e incluso perdió la titularidad en los postres del campeonato.