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Tolo Jaume
Sólo un compromiso publicitario en Seúl junto a Roger Federer separa a Rafael Nadal de las vacaciones. Hoy los dos mejores jugadores del mundo se verán las caras en un partido de exhibición denominado Hyundai Card Super en la capital de Corea del Sur y posteriormente el mallorquín emprenderá viaje a Mallorca para empezar a descansar el miércoles en la isla. A pesar de que antes de que acabe el año ya habrá puesto rumbo a La India para tomar parte del torneo de Chennai, el mallorquín se despide de 2006 echando la vista atrás para pasar revista a otra temporada de vino y rosas. Sin apenas tiempo para que se apaguen las luces en el estadio Qi Zhong tras la disputa del Masters de Shanghai, el circuito ATP echa el cierre del curso con Roger Federer convertido en su amo y señor. El suizo ha vuelto a ser el gran protagonista de un año en el que Rafael Nadal se mantiene en la segunda posición del ranking como uno de los dos únicos jugadores que han conseguido probar la condición humana del número uno del mundo.

El dominio que ha ejercido Federer ha vuelto a ser aplastante. El flamante campeón de la cita que reúne a los ocho mejores jugadores del planeta ha disputado este año la friolera de 97 partidos, de los que sólo ha perdido cinco. El escocés Andy Murray le apeó en la segunda ronda del Masters Series de Cincinnati y las otras cuatro derrotas en su hoja de servicios las sufrió a manos de Rafael Nadal. El manacorí ha sido el único capaz de hacer tambalear la hegemonía del helvético en las finales de Dubai, los Masters Series de Roma y Montecarlo y en Roland Garros. Cuatro finales que podrían haber elevado hasta diecisésis el número de títulos de Federer en 2006 y que no sólo se han dirimido en tierra batida, ya que el torneo de Dubai dejó el segundo triunfo del mallorquín sobre el suizo en una superficie rápida.

Las pocas asignaturas pendientes que le quedan a Federer están en la historia del deporte. El suizo está forjando una leyenda en vida a la que, entre otros, le resta el desafío de completar sus vitrinas con el último Grand Slam que le queda pendiente: Roland Garros. No obstante, la Copa de los Mosqueteros lleva consigo el nombre de Rafael Nadal, su dueño en las dos últimas temporadas, dos temporadas que le han convertido en el indiscutible rey de la tierra. Y es que no en vano el mallorquín ha pulverizado en 2006 el registro de victorias consecutivas sobre arcilla del argentino Guillermo Vilas. Más allá de sus excelentes resultados sobre el polvo de ladrillo, cabe destacar que Rafael Nadal ha acariciado uno de sus sueños. Estuvo a un paso de alzarse con la victoria en Wimbledon, donde sólo Federer pudo con él. Sin embargo, el éxito de llegar al último día de competición en el All England Lawn Tennis Club de Londres dejó entrever la metamorfosis que estaba experimentando el número dos del mundo. El manacorí ha mejorado el servicio, pero con el paso del tiempo ha introducido variaciones en su juego que están encaminadas a recortar el tiempo de permanencia en la pista.