Gervasio Deferr durante su actuación.

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Natalia Arriaga|ATENAS
El español Gervasio Deferr entró ayer en el selecto club de los dobles campeones olímpicos al revalidar la medalla de oro en salto que ganó cuatro años atrás en Sydney. Apenas una hora después de que Deferr obtuviese un resultado que entraba dentro de lo posible, la joven Patricia Moreno, debutante en una final, consiguió en suelo una medalla de bronce que, por lo inesperado, brilló como oro de ley.

La plata fue para el letón Evgeni Sapronenko, con 9,706 puntos, y el bronce para el rumano Marian Dragulescu, con 9,612. Deferr, que saltó en séptimo lugar entre los ocho finalistas, fue ganando opciones de podio según los primeros finalistas iban fallando.

En una sola tarde, la que cerraba la competición de este deporte en Atenas, la gimnasia española logró el doble de podios que en todos los Juegos anteriores, en los que figuraba como único premio el oro del propio Deferr en salto en Sydney 2000.

Gracias a una nota de 9,737, mejor incluso que la de hace cuatro años (9,712), Deferr repitió ayer el mismo guión de entonces: tras fallar en suelo, el aparato en que es verdaderamente especialista, puso punto y aparte con una actuación destacada en salto que le llevó al primer escalón del podio. Fue la primera medalla de oro que gana España en los Juegos de Atenas.

El ruso Alexei Bondarenko, plata en Sydney, aterrizó con las rodillas en su dos intentos, con el cuerpo totalmente descontrolado, y no pasó del 4,450. Fue retirado del gimnasio en camilla, con problemas de espalda, y llevado a un hospital con una lesión de columna, aunque aparentemente sin daños neurológicos. Una triste manera de celebrar su vigésimo sexto cumpleaños.

Li Xiaopeng, campeón del mundo de salto en 1999, 2002 y 2003, cayó sentado en el primer salto y tampoco clavó el segundo, por lo que se quedó en 9,368.

El letón Evgeni Sapronenko, con una media de 9,706, se convirtió en el rival a batir.

En su primer salto, Deferr dobló ligeramente las rodillas y dio un paso en la recepción. Mereció un 9,687. Pero el segundo lo clavó y, con un 9,787, obtuvo una media de 9,737, la más alta hasta entonces.

Sólo quedaba por salir el rumano Marian Dragulescu. Su primera ejecución fue genial y se hizo merecedora de un 9,900, la nota más alta de toda la competición. Pero se desequilibró en la salida del segundo salto y tuvo que apoyar una mano para no caerse. La medalla de oro estaba ya en el cuello de Deferr.

El español se subió al potro para saludar al público, tras fundirse en un abrazo con sus entrenadores.

La segunda corona de campeón olímpico cierra un ciclo particularmente difícil para Deferr, que en cuatro años se ha operado de los dos hombros, ha cumplido una sanción por dopaje debido al consumo de cannabis, ha padecido lesiones diversas y, reveló ayer, el pasado 25 de abril perdió a un hermano, a quien dedicó su triunfo.