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Miguel Luengo|PARÍS
Anastasia Myskina, de 22 años, se convirtió ayer en la primera rusa en ganar un título del Grand Slam, al derrotar a su compatriota Elena Dementieva en una de las finales más pobres de Roland Garros de los últimos años. Con un marcador de 6-1 y 6-2 en sólo 59 minutos, Myskina puso fin a un encuentro que pasará a la historia por ser la primera final de un grande entre dos rusas, pero no por la calidad que demostraron las dos jugadoras, grandes amigas, aunque exentas de agresividad ayer, y con la pólvora mojada en sus raquetas.

Una derecha larga de Dementieva acabó con los sueños de la rubia moscovita y con los de su entrenadora, Olga Morozova, que después de 30 años de disputar ella la final contra Chris Evert soñaba que su pupila lograría lo que entonces se le escapó. Myskina apenas reaccionó ante el último punto. No se lo creía. Era un fallo más de su rival, que acumuló 33, y miró a un lado y a otro para encontrar una cara que corroborase su victoria. Finalmente gritó para descargar toda la emoción guardada hasta entonces y apretó los puños.

Se convierte así la morena moscovita en la nueva campeona del torneo, después de haber salvado una bola de partido contra su compatriota Svetlana Kutnesova en la cuarta ronda. En la historia de París sólo otras dos jugadoras ganaron el título con esta adversidad, Margaret Osbourne-Dupount (1946, y salvó dos) y Margaret Smith Court (1962, uno).