Aficionados exihiben una enorma pancarta en la cubierta del Ciudad de Valencia.

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Xisco Cruz|ELCHE
A veces un partido de fútbol no encaja en la horma y se convierte en algo más, cobra su propia vida. Es difícil imaginar que 15 mil personas abandonen su hábitat natural para afincarse en otro escenario, en otro recinto, en otra ciudad. Sólo una cita de primer nivel, uno de esos acontecimientos que se tachan en los calendarios, es capaz de lograrlo. Es por eso que el Mallorca advierte que esto es otro pulso a la historia, otro reto, otra final de Copa. El equipo de Gregorio Manzano le ha tendido la mano a este torneo a la espera de conseguir su primer título de cierto rango, ese que abre la vía de Europa y ese que tanta ilusión genera (Martínez Valero, 21.00 horas, TVE 1).

Todo ha quedado atrás. Ya nadie está pendiente del fax a la espera de un comunicado de la FIFA, o de que el vuelo de Samuel Etoo procedente de París llegue puntual. El llanto por la muerte de Foé y la obsesión por retener a su ídolo de la Federación de Camerún han dado paso al fútbol, ese deporte que apenas entiende de reglas. «Por fin hemos tenido un día tranquilo», exclamaba Manzano tras el entrenamiento oficial en Elche, como anunciando que la final ya está aquí. Incluso no tuvo reparos en adelantar el equipo que va intentar concederle un sueño al mallorquinismo, en una estrategia dirigida a fijar la atención sobre el encuentro y no en los ojos de Etoo.

No ha sido una semana plácida, rutinaria, sino más bien enmadejada y difícil, pero se cierra hablando de balompié y eso es positivo. En parte porque el delantero camerunés ha fijado definitivamente su residencia en Elche; en parte porque las horas se han agotado y el partido ha llegado; en parte porque a medida que los barcos atracaban en Denia y el aeropuerto de El Altet se colapsaba, el choque iba adquiriendo volumen. Ayer, en la rueda de prensa que ofreció el técnico bermellón, ya se habló de aspectos tácticos, de pizarras; apareció el término contragolpe y muchos vocablos relacionados con el juego. Definitivamente, la final está aquí.