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Para el Drac Inca observar la clasificación se ha convertido en un tormento. Siempre pierde y su estado de salud es deplorable. Abrazado de forma constante al esperpento (diez derrotas en diez partidos), el cuadro balear intentará frenar esta noche en Zaragoza el incesante goteo de derrotas que le salpica desde hace demasiado tiempo y que le ha convertido en un gran candidato al descenso. Su nivel de fiabilidad está por los suelos y eso le ha convertido en el único equipo de la Liga que en menos de tres meses ha solucionado su futuro. Aunque la aritmética lo niege, el asunto está claro: escapar ya de las series de descenso resulta utópico.

El efecto regenerador que transmitió Xavi Sastre tras el despido de José Àngel Samaniego no se ha traducido en buenos resultados. El equipo dio la cara hace dos semanas en Melilla "algo que también sucedía con su predecesor en el cargo" pero desangeló ante Los Barrios en el Palau y las dudas han amanecido de nuevo con violencia. Con la maleta cargada de decepciones, el cuadro balear jugará esta noche en la cancha del CAI Zaragoza.

El Inca se reencontrará con José Luis Oliete y eso significa toparse con parte de su pasado más reciente. Reducido a los banquillos, el duelo Oliete-Sastre implica también un atractivo pulso entre dos antigüos socios (jefe y ayudante la temporada pasada) que adorna la función. No obstante, a este cara a cara entre técnicos se ha sumado el ínclito Willy Villar. El jugador canario, lesionado de gravedad en la primera jornada de Liga, se ha convertido en la mano derecha de Xavi Sastre y su influencia en la dirección del equipo está fuera de toda duda. Es un aspecto que quedó patente en el partido ante Los Barrios.

Desde el banquillo, Villar asumió un papel estelar y el jueves se desplazó a Zaragoza con el resto del equipo. Àngel Cepeda, que sigue figurando como segundo entrenador, ha quedado relegado a un segundo plano tras la contratación de Sastre. No viajó a Melilla y tampoco lo hizo a la capital aragonesa. El nuevo rol de Willy Villar, uno de los peores fichajes que ha realizado el Drac Inca a lo largo de toda su historia, no es bien visto por una facción del vestuario, que no acaba de digerir como un simple jugador ejerce ahora de segundo entrenador e influye notoriamente en todas las decisiones del primero. Es un aspecto que puede sesgar la autoridad de Xavi Sastre ante la plantilla.