TW
0

Jenaro Lorente ULSAN (COREA DEL SUR)
Ricardo López, portero del Valladolid y segundo cancerbero de la selección española, cuenta las horas que restan para el enfrentamiento ante Suráfrica, último de la primera fase, en el que podría hacer realidad el sueño de su vida, debutar con el equipo nacional en un Mundial.

La vida deportiva de «Richi», como le conocen los amigos, ha estado plagada de espinas. A Ricardo le ha faltado un golpe de suerte que le catapultase en la titularidad de alguno de los equipos en los que ha militado para poder demostrar sus grandes cualidades como portero.

Pero primero Francisco Molina en el Atlético de Madrid y posteriormente César Sánchez en el Valladolid, le cerraron el camino de la fama. Ricardo, desde el anonimato, siguió trabajando hasta encontrar la recompensa a su esfuerzo. La marcha de César al Real Madrid le dejó expedito el camino a la titularidad en Pucela, que agarró con fuerza para no soltarla.

El guardameta puede poner la guinda a su carrera el próximo miércoles en el partido ante Suráfrica si Camacho tiene a bien concederle minutos, una vez lograda la clasificación para los octavos de final. A los 30 años le puede llegar la gran oportunidad de su vida.

Ricardo ha llevado con abnegación la etiqueta de eterno suplente, así que durante su carrera deportiva ha tenido que hacer un ejercicio de paciencia notable.

Sólo su empuje racial, que le ha mantenido infatigable en el trabajo diario, le ha permitido mantenerse a flote en los peores momentos, como cuando un error en un partido de liga ante el Espanyol volvió a condenarle al banquillo, esta vez por detrás del argentino Albano Bizzarri, cuando parecía que, por fin, la titularidad era suya.