De izquierda a derecha, Carlos, Olaizola, Soler y Carreras (agachado), los supervivientes de Vallecas. Foto: TOMAS MONSERRAT.

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La Liga de los excesos, la de los setenta y cinco mil millones de inversión, llega a Son Moix. Tres años después, Real Mallorca sigue moviéndose junto a la aristocracia futbolística y eso es una noticia inédita en la historia de un equipo acostumbrado siempre a rubricar trayectos interrumpidos en Primera. El IV curso después de Vallecas se abre esta tarde marcado por una pretemporda poco fiable, fundamentalmente por su extraño diseño, y con un primer obstáculo llamado Valladolid.

No es una apertura ante un rival de empaque, pero valorar el estado de forma del grupo de Aragonés es complejo, una incógnita enorme. Ha encarado su recta final de preparación ante rivales con escaso rango y la primera alineación también estará condicionada por las lesiones "Jovan Stankovic y Miquel Soler" y también por la ausencia de dos olímpicos "Albert Luque y Samuel Eto'o. Ante esta tesitura, establecer favoritismos es imposible.

Lo único tanglible es lo que han desvelado los entrenadores. El Mallorca de Aragonés tirará del 4-4-2 que utilizó durante el ciclo de Héctor Cúper, mientras que Francisco Ferrado, el argentino que ocupa el banquillo del Valladolid, ha anunciado que abrirá el partido con una línea de cinco defensas. Las propuestas tácticas de uno y otro, incluso sus propios ragos de identidad permiten deducir que el Mallorca recibirá el balón como regalo a las primeras de cambio, aunque Ferraro también se ha apresurado a advertir que no pretende cavar ninguna trinchera alrededor de Ricardo.

En el Mallorca, una de las principales dudas las emite el flanco izquierdo. Lluís Carreras y Francisco Soler se perfilan como los relevos de Miquel Soler y Stankovic, aunque no son especialistas y cualquier reciclaje precisa tiempo. Nadal estará en el banquillo y Biagini y Carlos jugarán arriba.