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El relevo está servido. Sebastià Penya (Valencia, 1958), un conocido empresario mallorquín del sector de la restauración, asumirá durante el mes de diciembre la presidencia del Bàsquet Inca. Once años después, el club más representativo del baloncesto insular variará el nombre y rostro de su máximo mandatario. Joan Rubert, el único presidente que ha conocido la sociedad durante toda su historia, pasará de forma definitiva a la trastienda y Penya ocupará la poltrona, en principio, durante los próximos cuatro años. Será la apertura de un nuevo ciclo en la entidad de Es Raiguer, si bien la composición de la cúpula regente apenas sufrirá variaciones.

Comandado por una terna formada por cuatro vicepresidentes desde que Joan Rubert oficializara en julio su dimisión, el Bàsquet Inca ha adolecido la falta de una cabeza visible y ha sido la propia directiva que ha precipitado el inminente nombramiento de Sebastià Penya. El tratado de intenciones del nuevo mandatario no variará en exceso de la línea establecida durante este verano. «Queremos mejorar la infraestructura del club e intentar dar un paso definitivo hacia el profesionalismo ya que si sentamos unas buenas bases los resultados deportivos también serán buenos», apuntó Penya.

El actual equipo de gobierno del Bàsquet Inca tampoco sufrirá excesivas variaciones. Joan Rubert debe continuar en la vicepresidencia del club junto a Jordi Morey y Andreu Arrom, mientras que el resto de la directiva mantendrá sus cargos. «Si algo caracteriza a esta entidad es que independientemente del cargo que ostente uno u otro todas las decisiones importantes se consensuan entre toda la directiva y el hecho de que yo asuma la presidencia no cambiará las cosas. Que nadie piense que voy a desarrollar una gestión presidencialista ni nada por el estilo, aunque también es cierto que entre todos hemos llegado a la conclusión de que lo mejor para el club es que exista un presidente».