Fotografía de archivo de una anterior Festa de l'Estendard. | Teresa Ayuga

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Un estandarte, según el Diccionari català-valencià-balear, no es otra cosa que una «bandera de guerra; especialmente, distintiva de un príncipe o caudillo». En Palma hay un banderín con mucha historia distinguido de entre todos los demás. Para nuestra ciudad resulta especialmente representativa y significativa la Festa de l'Estendard, según los historiadores posiblemente la celebración civil más antigua de Europa, y es por ello que el centro de la capital balear se engalana con su mejor aspecto en un ambiente festivo.

Cuáles son los orígenes históricos y los elementos que configuran una jornada especial para los palmesanos y los mallorquines en su conjunto. Una herramienta útil para aproximarnos a esta realidad es la obra L'Estendard, la festa nacional més antiga d'Europa, del filólogo palmesano Antoni Ignasi Alomar i Canyelles.

El trabajo señala que la Festa de l'Estendard de Palma hunde sus raíces en la historia medieval de Ciutat y da inicio a la celebración del 31 de Desembre, para una parte de la sociedad la fecha que mejor encarna la Diada de Mallorca a pesar de que las actuales autoridades del Consell la hayan trasladado nuevamente al 12 de septiembre. Lejos de la moderna controversia política, la celebración conmemora la entrada en la Madina Mayurqa musulmana de las tropas de la Corona de Aragón del Rei en Jaume, un acontecimiento histórico que se produjo el 31 de diciembre de 1229, culminó la Conquesta y sentenció el reino almohade insular.

La Festa de l'Estendard es pues una forma colectiva de recordar el nacimiento del antiguo Regne de Mallorca, un reino en mitad del mar Mediterráneo que primero fue soberano e independiente en manos de los herederos del Conqueridor, y que con el tiempo volvió a situarse en la esfera de la Corona catalanoaragonesa, de forma definitiva tras la derrota de Jaume III en la batalla de Llucmajor del 25 de octubre de 1349.

Si no es la más antigua de entre las festividades del Viejo Continente, sí es sin lugar a dudas una de las que cuentan con mayor tradición y bagaje a sus espaldas en nuestro entorno geográfico, puesto que data del siglo XIII. Los actos principales se celebran hoy en día en la plaza de Cort, en el centro de Palma, con una ceremonia civil presidida por el Estendard, y posteriormente en la Seu se organiza un acto religioso. Pero no siempre fue así.

PALMA - ANTIGUA IMAGEN DE 1929 DE LA FESTA DE L'ESTENDARD EN LA PLAZA DE CORT.
L'Estendard en el año 1929. Foto: Archivo Ultima Hora.
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De hecho, en décadas pasadas, parte de la fiesta popular se vivía en los mismos entornos reales donde todo comenzó. En la Porta Pintada de la antigua Murada, bautizada Bab-al-Kahl por los musulmanes palmesanos y adaptada al catalán como 'Babalcofol', llegaba el momento culmen al reproducir la entrada de Jaume I en la ciudad por la misma puerta franqueada en primer lugar por las huestes cristianas. El momento lo recoge de este modo la Crònica de Ramon Muntaner:

Com les trompes e les nacres tocarien del senyor rey, e l'estandart se'n desplegaria, que tothom cridàs: senct Jordi e Aragó!

Allí el Estendard del Rei era alzado por encima del portón sin tumbarlo en ningún momento. Con el Estendard de las Quatre Barres en lo alto de la puerta, se disparaban salvas y se cantaba el Te Deum, uno de los primeros cánticos cristianos, como forma de agradecer al Altísimo su supuesta contribución en la conquista. La cruz procesional daba tres golpes en el madero y la puerta se abría, tal y como aun en la actualidad se lleva a cabo en el marco de la Diada del Poble de Menorca, que la Isla vecina celebra por Sant Antoni.

Después el cortejo avanzaba por la calle de Sant Miquel, la misma por la cual hace casi 800 años Jaume I condujo a los ejércitos catalanes y aragoneses hasta el corazón de la ciudadela islámica. Proseguía por la calle de la Argenteria, pasaba por Cort y a través de Palau Reial llegaba a la Catedral de Mallorca, que abría su portal mayor para que el obispo concediera su bendición. La parte laica seguía con el recorrido y el virrey y las compañías militares reales quedaban en el Palau de la Almudaina. La comitiva se dirigía entonces hacia Cort, y el Estendard era izado e introducido en el edificio por el balcón.

PALMA - FIESTAS POPULARES - CELEBRACION DE LA FESTA DE L'ESTENDARD.
Réplica de la 'cimera' cedida por Martí l'Humà que se exhibe en la fiesta. Foto: M.À.C.

Cabe mencionar que el que vemos ante nuestros ojos no se trata del estandarte originario. Un incendió lo calcinó a finales del siglo XIX y durante años no se exhibió, para reaparecer el año 1969. Pero qué otros objetos son fundamentales. En este apartado cabe destacar la Cimera Reial del Casal de Barcelona, la misma que supuestamente lucía en la testa el propio Rei en Jaume y que fue portada por el jurado portaestandarte desde la concesión de la misma por parte del rey Martí l'Humà en el año 1407 hasta el siglo XVI, momento en que se mitifica como reliquia asociada al monarca conquistador.

Esta Cimera se exhibió en la fiesta junto al retrato real durante doscientos años, pero en 1831 fue reclamada per la monarquía española. Desde entonces se encuentra en la Real Armería de Madrid. Finalmente, cabe señalar que la exposición pública del retrato de Jaume I en la Festa de l'Estendard ha dado juego, y es popular la mención al home dels nassos. Tradicionalmente se explica a los niños que ese día comparece un sujeto harto extraño, que posee tantas narices como días tiene el año. Los pequeños no lo ven a pesar de tenerlo justo delante. Pocos caen en la cuenta que el 31 de diciembre resta un solo día para cerrar el año.