Una deliciosa tarta de cerezas.

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Este poeta demostraba auténtico entusiasmo por la fruta del cerezo. Nacido en Algeciras en 1871, falleció en Barcelona en 1959, unía su dedicación a la literatura a su profesión de abogado y administrador. Escribió en castellano y en catalán y fue declarado hijo adoptivo de Vilafranca del Panadès, donde desarrolló muchas de sus actividades.

Se casó con Maria del Pilar Macià i Mir, la ‘pubilla’ de la familia Macià. Tomó parte en tertulias literarias, especialmente la formada por Eugeni d’Ors, Apel·les Mestres y Manuel de Montoliu. Pero vayamos al poema objeto de este comentario: ¡Oh, el cerezo arrebolado/ Por la luz del sol poniente! ¡Tan umbroso! ¡Tan dorado! ¡Tan ardiente!.../ Esta tarde yo he sentido/ Todo el ímpetu florido/ De su luz primaveral; Su frescor de verde gruta;/ La dulzura de su fruta,/ De su fruta de coral…/ Sobre el tronco ceniciento,/ Desbordábase, opulento, / Con relumbres de joyel;/ Una ofrenda en cada rama;/ Todo fuerza, todo llama,/ Todo miel./Era un grito de alegría/ Que rompía, que estallaba,/ Como un ascua de rubí; Todo el árbol se me daba; /Todo el árbol me decía:/Para ti. /Para ti mi savia loca;/Para ti mis dulces granos;/ Para ti mis tirsos rojos;/ Todo yo para tu boca;/ Todo yo para tus manos;/ Todo yo para tus ojos.

Creo que resulta indicada una vieja receta que convierte las cerezas en repostería de exquisitez probada. Al mismo tiempo, preparación sencilla. Así pues, Tarta de Cerezas con trasfondo histórico. Hacemos una pasta mezclando ciento cincuenta gramos de harina, ochenta de azúcar y noventa de mantequilla. Le agregamos un huevo batido y una cucharadita de levadura. Lo trabajamos para obtener una masa fina y homogénea. Luego untamos un molde con aceite de oliva y lo forramos con la pasta. Pasamos ahora a elaborar la crema, batiendo dos huevos con cien gramos de azúcar, un cuarto de litro de leche y le añadimos poco a poco dos cucharadas de maicena, sin dejar de remover el preparado. Cuando éste haya espesado, lo ponemos en el molde y repartimos por encima una docena de cerezas, sin semilla y cortadas por la mitad. Introducimos la tarta en el horno a fuego moderado hasta que esté en su punto.