Este alimento se ha introducido en las comidas de todo el mundo. | Freepik

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Las algas, a menudo asociadas con la gastronomía asiática, han emergido como un superalimento en la dieta moderna, destacándose por sus múltiples beneficios nutricionales y su sostenibilidad ambiental. A lo largo de milenios, las algas han sido parte integral de las dietas en diversas culturas, y hoy día, su valor nutricional y su bajo impacto ambiental las han convertido en un componente esencial en la alimentación consciente a nivel mundial. Las algas son una fuente excepcional de vitaminas y minerales esenciales como el yodo, hierro, calcio, magnesio y vitaminas del complejo B.

Además, son una excelente fuente de proteínas y contienen todos los aminoácidos esenciales necesarios para el cuerpo humano. Estas características las convierten en una opción ideal para aquellos que buscan una dieta equilibrada y saludable, proporcionando beneficios como la mejora de la digestión y mantenimiento de una sensación de saciedad debido a su contenido de fibra. Además, su bajo contenido en calorías y grasas las hace ideales para dietas de control de peso. Uno de los aspectos más destacables es su contenido en proteínas de fácil absorción y menos tóxicas que las proteínas animales. Por ejemplo, la espirulina, que es un tipo de alga, aporta un alto porcentaje de proteínas de alta calidad, casi tres veces más que la carne de ternera, ácidos grasos omega 3 y vitaminas. También tiene más calcio que la leche. Se puede consumir en polvo, mezclada con otros alimentos, o en cápsulas, como un suplemento.

Las algas contienen aminoácidos esenciales y son ricas en hidratos de carbono complejos como el manitol, que contribuyen a la sensación de saciedad sin incrementar la glucosa en sangre. Además, poseen mucílagos que atenúan las irritaciones y ácido algínico, que protege la mucosa gástrica. En términos de beneficios para la salud, contienen fucoidina, un principio activo que ha demostrado reducir algunos tipos de tumores, especialmente de mama y colon. También son conocidas por mejorar la articulación, poseer un efecto antibiótico y estimular órganos como el páncreas y el bazo, depurando el sistema linfático y eliminando toxinas.

Aparte de su uso en alimentación, las algas tienen aplicaciones diversas en la industria cosmética y agrícola. En cosmética, se utilizan para hidratar, limpiar, tonificar la piel y prevenir arrugas gracias a su acción antioxidante. En agricultura, se emplean para elaborar fertilizantes de alta calidad, contribuyendo a la preservación del suelo y eliminando la necesidad de fertilizantes químicos. En la gastronomía, se integran en una amplia variedad de platos, desde ensaladas hasta postres.

Por ejemplo, el alga Palmaria palmata, cultivada en Irlanda y comercializada en toda Europa, se utiliza en numerosos platos debido a su versatilidad. Las algas, un alimento milenario, han emergido como un superalimento en la alimentación moderna, combinando sabor, nutrición y sostenibilidad. Su diversidad y riqueza nutricional las convierten en una excelente opción para enriquecer nuestra dieta y contribuir al cuidado del medio ambiente. Con un uso equilibrado y consciente, pueden ser un componente clave en el camino hacia una alimentación más sana y sostenible.