Judith Vega | Profesión: Directora UNED en Balears | Principales aficiones: Música, cine, paseos culturales, cocinar, tripular barco. | Una pasión: Curiosidad por el saber. | Eugenia Planas

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Judith Vega es directora del centro de la UNED en Baleares. Licenciada en Historia por la Universidad de Santiago, especializada en Arte Medieval en la de Friburgo y en Antropología Cultural por la UNED, fue en Suiza donde presentó su doctorado sobre la Catedral de Santiago. A finales de 2019 dirige aún la UNED en Berna mientras toma posesión de la delegación de Baleares, donde marca impronta con interesantes cursos multidisciplinares.

En contacto permanente con todos los gestores culturales de la Isla, descubriendo el patrimonio de Mallorca en horas de ocio, con ojos muy abiertos y la mente activa como un carrusel de feria, se enamora de la obra del arquitecto Ferragut. Será en la Universidad Rovira i Virgili donde presente su trabajo para el departamento de Patrimonio Arquitectónico.

Femenina y sonriente, siempre alegre, motivada, nos recibe como una aventura más de las muchas a las que se entrega. «Mira, en la mesa del comedor están los planos de Ferragut y la documentación que estoy revisando. En mi casa todo está orientado al estudio». Decorada al estilo racionalista, con muebles funcionales, sobrios y objetos de diseño de los años 60-70, asegura que adora la estética ‘Mad Men’, la arquitectura de los 50, las cosas útiles y algunos cachivaches de Galicia o Suiza «que me arropan». Racionalismo en diseño. Practicidad, simplicidad y sobriedad son denominador común en esta casa con objetos retro que son protagonistas.

En cada estancia, un diseño retro muestra sus preferencias decorativas.

Pasamos a la terraza inferior, donde charlamos durante tres horas en las que seguimos a Vega cuando se levanta para mostrarnos un apunte, cambia de estancia para dejar constancia de algo, sube a la terraza superior para indicar alguna barbaridad arquitectónica o se tumba en la cama a desgranar anécdotas sobre lo que le apasiona, que es mucho. «La mesa de esta terraza me ha quedado hippy pop. Utilicé una plantilla para borrar una mancha y no pude parar». Vega se sumerge en nuestra ciudad con mirada objetiva. «En Suiza tenía un jardín con ardillas. Aquí diviso mar y montaña, pero creo que en Palma se tiene alergia a los árboles. ¡Hay poquísimos!». No era la primera vez que visitaba Mallorca, pero «vivía en Can Pastilla y no imaginaba la riqueza patrimonial que tenéis. Adoro el mar, los pueblos de Tramuntana, la arquitectura».

Vega creció admirando la naturaleza. Su padre, delineante, fotógrafo y topógrafo, enseñaba a sus vástagos la riqueza de los pueblos del norte, las puestas de sol, nombres de pájaros y oficios del campo. «La mejor herencia es la educación».

Su habitación

Cambia la expresión facial y, en un respingo, nos conduce a su habitación. Allí se concentran todas las actividades que le apasionan. Una zona del dormitorio es despacho con mesa vitrina repleta de fotos familiares. Sobre el escritorio, un póster de Giger, el dibujante de Alien; una foto de Sam Shaw, el fotógrafo de las estrellas de Hollywood; y el cartel de la Ruta de la Sal 2016, regata que ganó en categoría Alpha. La lámpara Fase, el icónico modelo Boomerang de los años 60, ilumina el rincón. «Sale en Mad men y en Gambito de Dama pero es un producto español. Sobre mi cama tengo mi propio Alien, una lámpara de Herzog & De Meuron, premio Prizker de Arquitectura. El sillón y el cabezal que tapicé a rayas me inspiran».

Judith Vega se decanta por una decoración de estilo racionalista en cada estancia.

Vega solo duerme tres horas. «De noche tengo la mente muy activa». De día lleva a cabo todos sus proyectos no sin antes acicalarse debidamente. «Un espejo de cuerpo entero no puede faltar en mi casa». Lo expresa con picardía en la mirada.