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Los ataques de perros al ganado de Mallorca se han disparado. La Fundació Natura Parc ha registrado 27 actuaciones en lo que va de año, seis más que en 2023, y han capturado 29 perros, siete de ellos sin chip. Un total de 137 animales han muerto y 48 han resultado heridos.

La mayoría de los fallecidos son ovejas (35) y corderos (67), aunque también hay gallinas (27), patos (5) o conejos (3). Los perros que capturan los trabajadores de la Fundación Natura Parc acaban en el Centre de Protecció d’Animals Domèstics (CEPAD), un departamento que depende de la fundación.
«Es preocupante la cantidad de animales afectados», lamenta Mariano Mas, director general de la Fundació Natura Parc, que tiene un convenio con la Conselleria d’Agricultura i Pesca y el 112.

El ganadero que sufre un ataque alerta a los servicios de emergencias y activan a los empleados del CEPAD para que capturen a los canes y que ayuden al perjudicado con asistencia sanitaria o la posibilidad de eliminación de cadáveres.

«Mallorca se ha convertido en una urbanización grande donde hay patios de jardines enormes con un perro, dos o tres. Tienen que convivir la agricultura y la ganadería mallorquina con la parte urbanita de la gente que tiene fincas o que reside en el campo. El perro puede vivir en su casa, pero hay que prevenir con vallados correctos y una atención adecuada para que no afecte a la otra parte. Las ovejas tienen el mismo derecho de vivir que el perro y, aparte, es una actividad económica que a día de hoy está sufriendo mucho».

El CEPAD trabaja con numerosos ayuntamientos de la Isla para actuar en caso de ataques de perros a ganado. Los canes acaban en sus instalaciones hasta que el propietario va a recogerlos, pero si no tienen dueño permanecen allí.

El ganadero Sergio Galdón, que tiene una finca en Sant Jordi, es uno de los afectados por los ataques de perros de este año. «No fue una gran matanza. Hubo dos corderitos muertos y tres o cuatro que sufrieron mordeduras».

Sergio comenta que los ataques les perjudican a nivel emocional y también económico. «Nosotros dedicamos los 365 días del año a los animales. Hay muchos que después de ser mordidos sufren abortos».

El ganadero cuenta que cada año sufre entre seis y 10 ataques de canes. La peor época es en verano. «La gente se va de vacaciones y deja a los perros en casa y cuando no hay un control sobre el animal se descontrola. El perro no tiene la culpa, siempre decimos lo mismo», dice.

Las pérdidas económicas son elevadas. «El problema no es solo los que animales que te matan, sino los que tienes que sacrificar después porque no son productivos o los que abortan».

–¿Cuál es la solución?

Concienciar a la sociedad, tener un animal es una responsabilidad.