La fiscal, que solicita una condena de ocho años de cárcel, ha apreciado la atenuante de reparación del daño como muy cualificada. La defensa, por su parte, ha reclamado una pena de seis años de prisión. El agresor deberá abonar 15.000 euros más para la perjudicada.
Los hechos tuvieron lugar entre los años 2011 y 2015 en el domicilio que compartían las dos familias. El hombre mostraba a su sobrina imágenes pornográficas en el teléfono móvil y le decía que le iba a hacer un masaje tocándole los pechos o frotándose con ella. En 2012, cuando ya no compartían vivienda, el acusado aprovechó que la menor acudía a su casa con frecuencia para abusar de ella.
En una ocasión, cuando la perjudicada se encontraba haciendo la siesta, el procesado se metió en su cama y le introdujo los dedos en la zona genital. Otro episodio se produjo cuando la menor estaba con su prima viendo la televisión boca abajo sobre la cama en el dormitorio de sus tíos. El enjuiciado se colocó encima de ella, le retiró la falda y las bragas y se frotó sobre sus nalgas hasta eyacular.
El hombre, en otra ocasión, la llevó hasta la cama, la tumbó y le cogió la mano para que le masturbara. La actitud del agresor continuó hasta el año 2015, cuando se celebraba un cumpleaños familiar, que entró en la cocina de la casa, la cogió por la cintura y le besó por la cara y el cuello diciéndole: «Quédate aquí conmigo, que no va a pasar nada». La víctima, a raíz de estos hechos, sufrió ansiedad, problemas de alimentación y autolesiones y ha precisado de tratamiento psicológico y psiquiátrico hasta abril de 2021.
