Las defensas renunciaron ayer a la declaración de los agentes de la Guardia Civil que registraron el cuartel de San Fernando en 2013. | ALEJANDRO SEPULVEDA SOLER

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Turno para la prueba de descargo en el juicio por el supuesto amaño de oposiciones en la Policía Local. Los primeros testigos de las defensas han buscado explicar el fallo de seguridad informática en San Fernando que permitía enviar correos electrónicos con cualquier remitente, fuera real o no. En esa posibilidad basa sus argumentos la representación del antiguo director general de Seguridad, Enrique Calvo, desde cuya dirección de mail salieron las respuestas del examen a oficial que más tarde, su destinatario reenvió a los dos aspirantes acusados. Esta representación quiere dejar encima de la mesa la duda sobre si el acusado fue suplantado.

El destinatario afirmó en el juicio que él mismo vio a Calvo enviar el correo. La tesis defensiva es que pudo hacerlo para inculparlo desde cualquier ordenador de San Fernando. Un alto cargo del Instituto Municipal de Innovación y el responsable de la unidad informática de la Policía Local abonaron esa tesis. El segundo explicó que, en el año 2013 fue alertado por un agente de esa vulnerabilidad informática y que intentó explicarla en el juzgado. «Estaba desesperado porque me creyeran» y relató un choque con el fiscal Subirán. A partir de ahí, una comisión judicial acudió al instituto. El responsable de esta entidad declaró ayer en el juicio que sí era posible esa suplantación aunque, el fiscal consiguió introducir que, en cualquier caso hubiera dejado un rastro, algo que aquí no aparece.

Otro testigo de la sesión, un antiguo líder sindical policial que estuvo preso en una pieza de la causa, aludió a la situación de «conflicto» en la policía de cara a las oposiciones, que llevaban años sin convocarse. Esa situación desembocó en una serie de choques por las bases y nervios entre los aspirantes.