Francisco Javier, el vecino que intentó apagar el fuego en el número 225 de la Carretera Militar. | Alejandro Sepúlveda

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Los vecinos de la vivienda calcinada en el primer piso del número 225 de la Carretera Militar siguen con el miedo en el cuerpo tras lo sucedido en la madrugada del lunes. A las 4:30 horas un fallo eléctrico ha alarmado a todo el edificio. La propietaria del piso afectado salía corriendo de la vivienda y tocaba la puerta de su vecino: «Fuego, fuego, fuego». Gritaba para despertar a Francisco Javier, el vecino que vive puerta con puerta. «Me despertó y pensaba que estaba soñando, abrí la puerta y vi todo el fuego devorando la casa de mi vecina», explica uno de los afectados.

Acto seguido, Francisco no dudó en ir a ayudar. «Me fui corriendo hasta la cochería, cogí tres extintores y subí arriba, pero la fuerza de las llamas era tan grande que no pude hacer mucho. Además, se rompió el cristal y con el aire todo fue mucho más aparatoso», ha recordado. A lo largo del suceso, la mayor preocupación de los vecinos era una señora de avanzada edad que reside en el piso de arriba y que tuvo que ser atendida por los servicios sanitarios. «Cuando vimos las dimensiones del fuego, fuimos a despertarla, pero no había manera. Estuvimos quince minutos para que nos abriera la puerta y poder sacarla de ahí», explica este vecino.

La vivienda quedó totalmente destrozada. (Foto: Alejandro Sepúlveda)
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Además, ha resaltado la labor impecable de los Bombers de Palma, la Policía Nacional y los médicos. «Llegaron muy rápido. Llamé sobre las 4:40 de la mañana y en 20 minutos estuvieron aquí todos, atendieron a todo el mundo y por suerte, no hay que lamentar pérdidas humanas, aunque sí la del perro...», ha resaltado. Otra de las vecinas, sigue impactada con lo sucedido. «El susto es increíble, esta mañana cuando me he despertado y todavía tengo el ‘shock’ encima, incluso más que ayer», ha comentado.

Por último, según parecen indicar fuentes policiales, el origen de las llamas se debe a una estufa eléctrica que cortocircuitó y cayó encima de un mueble de madera de pino que facilitó que el fuego se propagase con mayor rapidez.