El Grupo de Delitos Informáticos de la Policía Nacional investiga los casos. | Teresa Ayuga -

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«Es una urgencia y estoy reunido. Vete a una tienda que venda tarjetas prepago y compra algunas, luego me envías los códigos. Cuando vuelvas ya arreglaremos cuentas». El conocido como timo del jefe’ se está extendiendo en Mallorca, donde se ha detectado un aumento en las denuncias por esta estafa. Las víctimas son novatos que llevan pocos días en una empresa y que han publicitado en las redes sociales que empezaban en un nuevo trabajo.

«Suelen escribir que están muy ilusionados por su nuevo reto laboral y publican el nombre de la compañía para la que van a trabajar. No son conscientes de que esa información, para los ciberdelincuentes, es oro», cuenta un experto policial.

Una vez que los hampones conocen la nueva ocupación de su víctima comienzan a indagar en la empresa. La mayoría de ellas tienen páginas webs, con fotografías de los CEO o responsables, por lo que no es difícil suplantar la identidad de uno de ellos. «El novato todavía no conoce cómo funciona su nuevo trabajo y en ocasiones ni tiene el teléfono móvil del jefe, por eso cuando recibe un wasap desde un perfil en el que aparece su foto se lo cree a pies juntillas. Además, el tono del supuesto director suele ser directo y sin miramientos, para que el otro no dude», añade la fuente consultada.

Tarjetas prepago

Un dato que da credibilidad al estafador es que pide tarjetas prepago, no transferencias bancarias. Aunque en realidad el resultado es el mismo. Se trata de las populares ‘gift cards’ que se pueden comprar en tiendas relacionadas con la tecnología y cuyos precios varían entre los 15 y los 100 euros. Por supuesto, el delincuente siempre pide las más caras, que por algo no paga él.

El siguiente paso es que le apremie a que le envíe los códigos que aparecen en esas tarjetas adquiridas y luego, normalmente, el supuesto CEO suele enviar otro mensaje diciendo que el número no es suficiente: «Compra otras, que es muy importante. Yo sigo reunido y cuando salga las necesito urgentemente». Hay casos en los que el estafado sí tiene el móvil real del jefe, pero duda porque piensa que el otro puede ser el suyo privado. Y como todo ocurre tan rápido, y la presión es considerable, acaba pagando él de su bolsillo las tarjetas regalo. Cuando regresa a la empresa y pide por su jefe es cuando se descubre todo: «¿Tarjetas prepago? ¿De qué me hablas?».