Cuatro brigadistas controlando el incendio que provocó el detenido este lunes en Caimari. | M. À. Cañellas

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Desde hace más de 15 días los investigadores del caso tenían fijado sus miradas en Francisco B., un exbrigadista del Ibanat de unos 60 años. En la tarde de ayer, el 112 alertaba a los diferentes equipos de emergencia de que se había declarado un nuevo incendio en el término municipal de Caimari. En esta ocasión, las llamas y la proximidad con algunas viviendas obligaron a la Policía Local de Selva y a la Guardia Civil a desalojar a los ocupantes de varias casas.

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Amplio dispositivo

Rápidamente, un amplio dispositivo policial tomó posiciones y procedió a la detención del pirómano. El arrestado desconocía que las brigadas del Ibanat y la Guardia Civil lo estaban vigilando desde el aire gracias a una aeronave no tripulada (dron). En el último mes, Selva y Caimari habían registrado siete incendios agrícolas y forestales en su demarcación. Los vecinos vivían atemorizados dado que desde un principio todo el mundo sabía que los fuegos habían sido intencionados.

Recientemente, la Guardia Civil tomó declaración al ahora detenido en calidad de testigo. Había muchas cosas que no les cuadraba. Entre ellas, que él había sido la persona que siempre alertaba de los incendios a los equipos de extinción. Finalmente, ayer por la tarde, el dron consiguió grabar el momento exacto cuando el pirómano prendía fuego en una finca y trataba de huir en una motocicleta. En el momento de su detención, el hombre iba completamente borracho y en posesión de varios encendedores, pastillas para encender fuego, papeles y acelerantes. El acusado había trabajado hacía tiempo como integrante de una brigada del Ibanat como bombero, pero fue apartado y en la actualidad hacía chapuzas de albañilería e incluso colaboraba con el Ayuntamiento en las carreras del pueblo.