El Inspector Jefe del Grupo de Atracos de la Policía Nacional, Eduardo Pérez, posa para la entrevista concedida a este diario. | J. RAMÍREZ

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Son incendios muy aparatosos, en núcleo urbano y suelen afectar a los vehículos próximos. También causan importantes daños materiales a los vecinos. Los autores son muy escurridizos, actúan con discreción y rapidez. La quema intencionada de contenedores en Mallorca, especialmente en Palma, centra desde hace unos años parte de la atención del Grupo de Atracos de la Policía Nacional. El Inspector Jefe Eduardo Pérez atiende a Ultima Hora para explicar algunos detalles de un laborioso trabajo de investigación que necesita de mucha paciencia pero que da resultados.

Se encuentra al frente de la lucha contra la quema de contenedores. ¿Qué balance hace del trabajo realizado hasta el momento?

—Desde que empezamos las investigaciones por quemas de contenedores hemos detenido ya a 19 personas. Actualmente, aunque las cifras de actuaciones de estos pirómanos están lejos de las registradas hace unos años, ha habido un ligero repunte.

¿Cuántos incendios intencionados hubo durante el pasado año?

—En 2022 investigamos un total de 86 incendios de contenedores en Palma presuntamente intencionados, 20 más que el año anterior.

¿De cuándo son los registros más altos?

—En 2018 y 2019 se llegaron a contar unos 100 incendios. Con las detenciones el descenso de quemas fue notable pero ahora se ha notado un leve ascenso.

¿Existe un perfil común entre los incendiarios de contenedores?

—Hemos detenido a todo tipo de personas. Entre los 19 detenidos hay una gran variedad. Menores de edad, personas de mediana edad o jubilados. Con antecedentes o sin antecedentes, aunque es más frecuente que no tengan. Españoles o extranjeros. Durante los últimos años hemos trabajado mucho en este tema. Queríamos intentar establecer un determinado perfil del pirómano que luego nos pudiera ayudar a la hora de investigarlos pero es imposible. A día de hoy no hay un perfil común concreto.

Sorprende que no tengan antecedentes. A nivel de investigación, ¿es un factor que juega en vuestra contra?

—Eso dificulta muchísimo la investigación. Al no tener antecedentes no contamos con ningún tipo de información sobre ellos. No hay huellas, no hay fotos y eso lo complica mucho. Hasta hace unos años no había detenidos por incendios en Palma. Si hay un atraco vas mirando casos anteriores y se te pueden abrir líneas de investigación. Aquí no, partimos de cero.

¿Es muy complicado pillarlos ‘in fraganti’?

—En Palma hay 1.600 baterías de contenedores. Más de 5.000 contenedores. Pillarlos en plena actuación es realmente complicado. Es nuestro objetivo final pero previamente trabajamos con indicios y fuentes que surgen a partir de sus actuaciones.

¿Qué método suelen utilizar para incendiar los contenedores?

—Utilizan técnicas muy rudimentarias. Son formas sencillas pero efectivas. Van directos al contenedor de papel y prenden algo en su interior. Rápidamente arde el contenedor y afecta al resto de la batería.

No existe un perfil concreto de incendiario, ¿pero hay un patrón de actuación en estas quemas?

—Hasta ahora, además del método de prender los contenedores, había un factor que se repetía en este tipo de prácticas. Solían actuar en zonas que conocen. Cerca de su trabajo o domicilio. Prendían fuego en el interior de los contenedores y rápidamente se escondían. Sin embargo, ahora mismo no está ocurriendo. Actualmente no podemos establecer este patrón.

Hay lugares en Palma donde la misma batería de contenedores ha sido quemada hasta en tres ocasiones. Existe cierto nerviosismo entre algunos vecinos.

—Lo entiendo perfectamente. Pero es algo delicado ya que son casos difíciles de investigar. Requieren de una paciencia y una metodología que hay que ir siguiendo sin saltarse ningún paso. Dedicamos muchos esfuerzos en este tema, especialmente tras el pequeño repunte que se ha registrado. También cabe remarcar que recibimos mucha colaboración de otras instituciones como la Policía Local de Palma.