El acusado, durante el juicio celebrado en la Audiencia de Palma. | Alejandro Sepúlveda

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Un hombre ha sido condenado a tres años y medio de cárcel por estafar 400.000 euros a un matrimonio con diamantes en África. El acusado aseguró en el juicio en la Audiencia de Palma que sufrió un asalto grave en el que mataron a dos de sus compañeros. «Parece una película, pero no lo es», dijo. El tribunal de la Sección Primera, además, le impone una multa de 2.700 euros y que devuelva el dinero a las víctimas, que fueron asistidas por el letrado Mateo Cañellas. El enjuiciado contó que el día que le atracaron llevaba más de tres millones de euros para comprar piedras preciosas.

La sentencia considera probado que el hombre, de 71 años, «embaucó» al matrimonio presentándose como un empresario dedicado a la compraventa de diamantes en Sierra Leona y con importantes contactos en el país. Les ofreció participar en una inversión con gran rentabilidad «sabiendo el acusado que no llevaría a cabo ninguna actividad comercial». El procesado ya contaba con la confianza de los perjudicados ya que habían invertido una cantidad inicial en el mismo supuesto negocio y habían cobrado parte de la rentabilidad.

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El estafador dijo que no tenía liquidez con la excusa de que los diamantes de la primera inversión habían sido bloqueados en la aduana por impago de las tasas y entonces comentó al matrimonio que pidieran un préstamo para seguir con el negocio de la compraventa de diamantes. El septuagenario puso en contacto a las víctimas con otra pareja, residente en Alcúdia, con la que contrajeron un préstamo hipotecario sobre la vivienda de Girona de la que ambos eran propietarios por valor de 500.000 euros. Fue el día 9 de marzo de 2012.

El matrimonio afectado entregó al enjuiciado 400.000 euros para que los destinara a la compra de diamantes. El 15 de marzo de aquel año, el acusado recibió el dinero. La sentencia sostiene que no invirtió ninguna cantidad en la compra de diamantes ni realizó ninguna operación de desbloqueo de los que supuestamente había adquirido con anterioridad y se encontraban en aduanas. El matrimonio no pudo hacer frente a los préstamos y perdió su casa en 2017. «El engaño se fue forjando desde la primera operación», indica la Sala en el fallo.

El acusado, a través de un email del 4 de marzo de 2014 dirigido a los inversores, les explica que no les contó nada del asalto porque pensó que nadie podría creerle y que todos pensarían que era una burda excusa. «A partir de aquí leemos el disparatado plan para devolver el dinero a los inversores y los proyectos que va a iniciar. Contenedores de material informático para las delegaciones de Gobierno y bancos de Gambia, proyectos agrícolas de construcción de carreteras y energéticos, venta de una obra de Leonardo da Vinci o la puesta en marcha de una planta de Pellets en Solsona», entre otros planes.