Yurena Granado y Miguel Sans, los padres de Naia durante la entrevista concedida a ‘Ultima Hora’.  | Alejandro Sepúlveda

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«No se ha hecho justicia. Para nada. En absoluto. A todo el mundo le ha salido redondo y nosotros estamos sin nuestra hija Naia». Miguel y Yurena, los padres de la niña de 4 años que falleció en el colegio La Salle en mayo de 2019 después de tomar un sándwich de helado de nata, que contenía proteína de leche de vaca, a la que era alérgica, siguen sin encontrar explicación a la condena impuesta a las dos acusadas de la muerte de su hija. Una de ellas fue sentenciada a un año y medio de cárcel y la otra al pago de una multa de 900 euros. «Nada de lo que ha pasado después de irse Naia es justo ni comprensible. Ni a nivel profesional, ni personal ni emocional», sostienen ambos, que se emocionan una y otra vez al recordar a la pequeña. Minutos antes de conceder la entrevista a Ultima Hora releían el recurso a la sentencia que ha presentado su abogado, Daniel Castro.   

Ahora se aferran a ello, a que el recurso prospere y las penas no se queden así. «Todo esto nos duele muchísimo, la vida de tu hija vale una multa y una inhabilitación. Es horrible», señalan. El juicio celebrado en una sala de lo Penal de Vía Alemania les hizo rememorar todo lo ocurrido. Sabían lo duro que iba a ser, pero aun así no quisieron perderse el testimonio de todas las personas que fueron desfilando ante la jueza. «El juicio fue como si subes a un ring y en vez de puñetazos te dan cuchilladas», comenta Yurena. «¿Por qué le ponen la pena mínima? Es un homicidio en el ejercicio de su profesión. Le dieron el veneno directamente y sabemos que sufrió», sostienen.

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En la vista se explicó que Naia estuvo 24 minutos caminando –el trayecto desde el comedor a la enfermería en ese contexto– hasta que finalmente perdió el conocimiento. «Debía haber un botiquín en el comedor. Una niña que es alérgica a la leche y que ha ingerido un helado de nata no puede caminar esa distancia. Quien decidió esto, mientras se estaba muriendo Naia, ha sido condenada a una multa», recuerdan los padres de Naia. Lo que nunca olvidarán ambos es que el colegio haya intentado tapar cosas que con el tiempo han ido conociendo. Y también hay decisiones del centro que no entienden. «Es increíble que el mismo cátering se siga encargando del comedor. El dueño de la empresa declaró en el juicio que ese día cambió el postre por su cuenta y mandó a comprar helados; uno de ellos mató a Naia», relatan indignados.

Caminando

De quien tampoco se olvidan es de la auxiliar de enfermería que trabajaba en ese momento en el centro educativo. «No fue ni imputada. Alguien que trabaja en la enfermería del centro declara ante la jueza que no tocó a la niña porque no sabía dónde estaba la adrenalina y nadie investigó esto en su día», sostienen.

El apunte

Un año y medio de prisión y una multa de 900 euros

La encargada del comedor de alérgicos del colegio La Salle de Palma fue condenada a un año y medio de cárcel por un delito de homicidio por imprudencia grave. La mujer será inhabilitada para ejercer cualquier trabajo u oficio relacionado con menores durante el mismo plazo de tiempo. La jueza también sentenció a una pena de multa de 900 euros a la monitora del centro. La sentencia ha generado una profunda decepción entre los padres de la pequeña Naia. «No se ha hecho justicia», aseguran categóricos Miguel y Yurena en una entrevista concedida a este diario.