El segundo asalto de la ‘operación Crótalo’ empezó a las siete menos cuarto de la mañana de ayer. En la imagen, uno de los detenidos en la calle Reyes Católicos. | Alejandro Sepúlveda

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La Guardia Civil se adelanta al Black Friday de una supuesta red de narcotraficantes que operaba entre Mallorca, Barcelona y Madrid. Usuarios del gimnasio Viva Gym de la calle Nuredduna corrían este jueves en la cinta a las 6.45 horas mientras, a escasos metros, una decena de agentes de la Unidad de Seguridad Ciudadana (Usecic) irrumpía en un segundo piso situado en el número 18.

Al menos 12 personas fueron detenidas tras 20 registros domiciliarios llevados a cabo por el Equipo Contra el Crimen Organizado (ECO) y la Policía Judicial de Algaida. Los agentes intervinieron diversas cantidades de droga, dinero y vehículos preparados para el transporte oculto de las sustancias. El operativo forma parte de la segunda fase de la ‘operación Crótalo’, que se saldó el pasado mes de agosto con 12 detenidos, 3,5 kilos de cocaína incautados y un laboratorio desmantelado en Lloseta.

Minutos antes de las 10.00, los agentes arrestaron a un hombre en un ático de Reyes Católicos de Palma. Los guardias civiles acompañaron al sospechoso hasta su garaje donde tenía aparcado un BMW negro Serie 5. Una vecina explicó que se asustó al escuchar los golpes que dio la Guardia Civil para entrar en la vivienda del detenido. «Pensaba que eran okupas», dijo. La joven relató que una señora vestida de deporte solía dejar «un paquetito» en el interior de unas puertas que hay a la entrada del edificio. Esa mujer apareció de repente y preguntó qué hacían los agentes en el garaje. Al cabo de poco tiempo se fue a un bar y contaba llorando por el teléfono móvil que «lo amaba». En la calle Heura, de es Rafal, fue detenido un hombre de nacionalidad colombiana. La Guardia Civil intervino un ordenador Mac y una televisión Sony Bravia de 85 pulgadas valorada en más de 2.000 euros.

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–¿Hay algún famoso aquí?, preguntó una vecina sorprendida al ver las cámaras de televisión.

–No, vendedores de droga.

–Ahhh, què n’hi ha de dolents...