El empresario Vicente Torrandell clama por su inocencia. | Alejandro Sepúlveda

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A pesar de que ‘Cárnicas Vicente’ lleva más de un año cerrada, después de que la Policía Nacional y la conselleria de Salud intervinieran cincuenta toneladas de carne supuestamente en mal estado, el caso sigue planteando muchas dudas y algunas de las gravísimas acusaciones contra el empresario se están diluyendo.

La ‘operación Biltong’ desmanteló en marzo de 2018 una de las empresas líder del sector y su propietario, Vicente Torrandell, fue detenido por varios delitos, entre ellos contra la salud pública. El mensaje que se lanzó entonces desde la conselleria de Salud y la Policía Nacional era alarmista y se destacó que ese negocio distribuía, entre otros, a colegios de la Isla.

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Sin embargo, quince meses después la nave de Marratxí que llegó a tener 300 clientes sigue cerrada aunque no parece que hubiera un riesgo inminente para la salud en ninguno de los supuestos planteados por los investigadores. De hecho, más de una docena de restaurantes (algunos de lujo) y el comedor escolar aludido han escrito cartas en las que sostienen que la carne que les vendía Vicente Torrandell estaba en perfectas condiciones. Con respeto a la presencia de moho en la capa superior de algunos de los jamones intervenidos, el empresario y su abogado Antoni Monserrat sostienen que se trata de un proceso totalmente natural que no afecta a la calidad de la pieza.

Sobre la carne caducada que apareció, el empresario también ha podido aportar ante el juez una explicación razonable: congelaba cuando el producto era fresco y a través de máquinas industriales potentes alargaba la fecha de caducidad porque no afectaba para nada a la calidad. En todos estos meses, no se ha podido acreditar ningún ingreso hospitalario de supuestos afectados, ni intoxicación alguna. Incluso hay dudas sobre quién cursa la denuncia inicial contra ‘Cárnicas Vicente’. Un caso con demasiadas sombras.