Durante el juicio, que se ha celebrado este jueves en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial, el primer acusado ha explicado que él trabajaba en la seguridad en la puerta de un local y que no tiene nada que ver con las drogas. | Alejandro Sepúlveda

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El corpulento portero senegalés de un bar de Punta Ballena aseguró ante un tribunal de la Audiencia de Palma que no tiene nada que ver con el tráfico de drogas. «Nunca me dijeron que vendía droga en la puerta del local porque automáticamente se hubiera ido a la puta calle. A la calle, perdón», declaró este jueves el propietario del establecimiento.

El fiscal mostró un vídeo del 9 de junio de hace dos años en el que se ve un pase de droga entre el portero y un turista. «¿Reconoce al portero de su local?», preguntó el representante de la acusación pública. «Sí», contestó el hombre. «¿Y qué hace?», insistió el fiscal. «Ya lo han visto, vender droga». El propietario del bar de copas manifestó que «en la calle Punta Ballena hay más gente que se dedica a la venta de droga que turistas».

El portero del local es uno de los 17 acusados de formar parte de una banda organizada que supuestamente se dedicaba al narcotráfico en Punta Ballena entre mayo y julio de 2017. La mayoría de los sospechosos, africanos y paquistaníes, trabajaban como personal de seguridad, relaciones públicas, camareros, cocineros en kebabs o vendedores ambulantes. Los procesados aseguraron que no vendieron droga a nadie. «Yo ofrezco gafas de sol pero no drogas», dijo uno.

La Guardia Civil de Calvià desarticuló la presunta organización en la ‘operación White Corner’. Uno de los porteros acusados, un gigante senegalés de 34 años, explicó que cuando terminaba de trabajar acompañaba a algunos trabajadores hasta Son Gotleu en su BMW a cambio de que le pagasen la gasolina. «Yo nunca he vendido droga, no me ha hecho falta, sinceramente», dijo. El juicio sigue este viernes en la Audiencia de Palma.

102 años

Los 17 acusados se enfrentan a sendas penas de seis años de cárcel y una multa de 27.000 euros por delitos contra la salud pública y organización criminal. La mayoría solo respondió a las preguntas de sus abogados. Uno de los procesados, británico de 27 años, manifestó que trabajaba como relaciones públicas en un local y que sufre un «grave problema» de adicción. «Todo el dinero que ganaba lo gastaba en droga». El joven vivía con su pareja, también acusada, y otras dos personas en los apartamentos Nova de Magaluf. La Guardia Civil encontró 7.630 euros y 485 libras en efectivo, además de utensilios para manipular la droga escondidos en un falso techo en el baño. «No sabía ni que existía», aseguró el inglés, que tiene un aire a Robbie Williams.