La chabola está en un asentamiento del polígono de Son Rossinyol. | P. Pellicer

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Se estrecha el círculo de sospechosos del asesinato de Vasile M., de 49 años en Palma. Agentes del Grupo de Homicidios y del Laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil inspeccionaron la chabola propiedad de la víctima.

El habitáculo llamó particularmente la atención de los investigadores del instituto armado porque, a pesar de que es una chabola, la misma dispone de algunas comodidades que para nada son propias de una vivienda chabolista.

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Vasile, el rumano que apareció degollado en una finca de Cala Pi, en Llucmajor, vivía en un poblado chabolista ubicado en el polígono de Son Rossinyol de Palma. Ahora, los responsables del caso centran sus esfuerzos en analizar a todos los ‘vecinos’ de la víctima. Es decir, el núcleo más cercano al fallecido y la relación que mantenía con cada uno de los indigentes que allí residen.

Uno de ellos sería el autor material del crimen, que degolló y se ensañó con la víctima, y el resto los cómplices que ayudaron a mover el cuerpo y a esconderlo entre los arbustos de la finca de Llucmajor donde el pasado lunes fue hallado por un buscador de setas. El fallecido no tenía dinero y frecuentaba a alcohólicos, toxicómanos e indigentes. Las peleas y discusiones eran constantes.