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La muerte de este lunes de una mujer en Oviedo eleva a cuatro las víctimas por violencia machista registradas desde el sábado, con lo que ya son 45 las mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en lo que va de año.

A estas muertes hay que añadir la de un hombre, asesinado este lunes en Logroño y que era el actual compañero sentimental de la expareja del presunto asesino.

La víctima de Oviedo, de 65 años, ha muerto a consecuencia de varios golpes en la cabeza, presuntamente a manos de su pareja sentimental, de 51 años, que no tenía ninguna denuncia previa por malos tratos y ya ha sido detenido.

El cadáver de la mujer ha sido hallado a las 9.30 horas en el dormitorio de su domicilio, después de que un vecino encontrara una nota manuscrita en el buzón en el que el presunto homicida pedía que se avisara a la policía y anunciaba su intención de quitarse la vida.

Prácticamente, a la misma hora en que era hallado el cadáver de esta mujer ocurría el suceso de Logroño.

La víctima, un hombre español de 47 años, ha sido apuñalado en el cuello cuando se encontraba en el portal de su domicilio, por un varón, de 54 años, también de nacionalidad española y residente en la capital riojana.

Estas muertes se unen a los tres casos de violencia machista conocidos este domingo: una mujer de 28 años asesinada en Baena (Córdoba) y otras dos, madre e hija, fallecidas en la localidad valenciana de Lliria.

La mujer de Baena murió después de que supuestamente le disparara su pareja, de 51 años, que posteriormente se suicidó.

Los dos cuerpos sin vida fueron encontrados en la tarde noche del sábado en el municipio cordobés, después de que unos familiares los descubrieran en el cortijo en el que vivían.

En Lliria, el presunto autor de la muerte a tiros de dos mujeres, madre e hija, se entregó en la Comandancia de la Guardia Civil en Valencia en torno a las 23.00 horas del domingo.

Las dos mujeres eran de etnia gitana y vecinas del pueblo y el presunto agresor, que no vivía en la localidad, estaba separado de esta última y parece ser que tenía una orden de alejamiento.