Algunas de las personas rescatadas. | Michel's

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La polémica en torno a la XXII Volta a sa Dragonera está servida por partida doble.La primera parte hace referencia a que, supuestamente, el patrón de la golondrina Margarita, que cubre la ruta entre Sant Elm y sa Dragonera, quiso cobrar 5 euros a cada uno de los piragüistas rescatados para llevarlos hasta el puerto donde aguardaban los equipos de emergencias.


Uno de los organizadores de la travesía de la Associació Esportiva Es Voltor, apuntó que se vivieron momentos de mucha tensión y nerviosismo. «Yo le pedí por favor al patrón de la golondrina que nos ayudara en el rescate y que como organizador le pagaría el pasaje de todos los piragüistas. Que hiciera una lista y cobraría inmediatamente. En ese momento, el patrón me dijo que quería el dinero por delante o no se movía. Finalmente, sabemos que los deportistas se enfrentaron con los tripulantes y, finalmente, decidieron no cobrar», afirman desde la organización.

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En la mañana de ayer, Ultima Hora se puso en contacto con la dirección de la embarcación y negaron que cobraran a nadie. «La persona que pueda demostrar que le hemos cobrado 5 euros me comprometo a darle 1.000 euros. Es verdad que tuvimos un rifirrafe, pero fue fruto del nerviosismo y la cosa no llegó a más. ¿Cómo vamos a cobrar nosotros en una situación así?», puntualiza la propiedad.

Otro punto muy polémico y que ha sido objeto de numerosas críticas fue la autorización de la prueba deportiva con condiciones meteorológicas adversas. En este caso, el presidente de la Associació Esportiva Voltor, Llorenç Torrens, apunta: «Nosotros hemos suspendido en varias ocasiones la prueba por mal tiempo. A las nueve de la mañana las condiciones meteorológicas eran buenas y contábamos con la autorización de los GEAS de la Guardia Civil. La previsión apuntaba a que a partir de las cuatro de la tarde llegaría el mal tiempo y que sobre las doce del mediodía comenzaría a soplar algo de viento. Nunca pensábamos que esto podría pasar. El fenómeno de viento del canal duró una hora y era difícil de predecir. Los pescadores nos dijeron que era algo extraño y muy complicado de presagiar», concluye.