El juicio a cuatro guardias civiles por presuntas torturas ha comenzado hoy en Palma. | Alejandro Sepúlveda

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El juicio contra cuatro guardias civiles acusados de torturar a dos detenidos en Palmanova en 2009 comenzó sin los testigos clave. Ninguno de los dos ciudadanos británicos compareció en la Audiencia Provincial. Uno de ellos no ha podido ser localizado desde hace meses y el otro no apareció ayer. Este último se había retirado del proceso y se había desdicho de la acusación, si bien sí compareció hace un mes en la Audiencia, cuando el juicio se suspendió por primera vez. A falta de los dos testigos principales, la Fiscalía reclamó suspender la vista y que Interpol garantizara su presencia. La Sala desestimó esta petición.

Los cuatro acusados negaron cualquier tipo de agresión a los dos detenidos. El sargento, al que la Fiscalía reclama 16 años de cárcel, relató cómo fue golpeado por uno de esos detenidos en un pub esa noche. «Ese señor, fuera de sí cogió a una chica del pelo. Intervine y le agarré del brazo para que dejara de pegarla. Me identifiqué como guardia civil y en un momento, me giré y me golpeó con algo. Caí a plomo al suelo». Tras la agresión, el sargento tuvo que ser trasladado a una clínica de Palma. Otros agentes detuvieron al británico que había golpeado al sargento y a otro hombre por esos hechos. Los llevaron al cuartel de Palmanova. Allí regresó el acusado en torno a las tres de la madrugada. Según explicó iba a recoger su coche, pero se encontró mareado y tuvo que quedarse un rato en las dependencias hasta que fue un amigo a recogerle: «No iba a utilizar dos guardias de servicio para que me llevaran a casa». Señala que uno de los detenidos comenzó a golpearse en la celda y a hacer poses «raras de boxeador». Así que se acercó al calabozo para intentar calmar la situación. El sargento insiste en que no entró.

El acusado sostiene que las lesiones que tenían los dos hombres se las causaron cuando fueron detenidos. Además, carga contra el teniente que entonces era su superior inmediato y su antecesor, que fue quien llevó a cabo la investigación interna del propio cuerpo. Aseguró que ambos actuaron de forma parcial por enemistad con él. Sobre el segundo, ahora capitán aseguró: «Es un ególatra que se creía el amo y señor de Calvià». Además detalló varios encontronazos con él.

Los otros tres acusados se enfrentan a penas de once años de cárcel. Manifestaron además que uno de los detenidos estaba siendo investigado por ellos mismos por tráfico de drogas.