El acusado, tras comparecer ante el juez. | Nuria Rincón

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«No me paré porque no me enteré de que había atropellado a esa chica». Miguel F. F., el administrativo de 31 años detenido por el atropello mortal y fuga del Passeig Marítim, declaró ayer en el juez de guardia y sostuvo que el cristal resquebrajado de su luna delantera le impidió ver lo que había pasado. Enrique Morell, el magistrado, no le creyó y lo envió a prisión sin fianza.

El acusado pasó la noche del sábado al domingo en los calabozos de la Policía Local de Palma y a las nueve y media de la mañana de ayer un vehículo lo trasladó hasta los juzgados de Vía Alemania. Fuentes de la investigación señalaron que el conductor llegó «completamente destrozado», y que no dejó de sollozar. Miguel F. estuvo representado por el abogado Tomeu Oliver.

La declaración se llevó a cabo en el Juzgado de Instrucción número 9, que ayer estaba en funciones de guardia, aunque todo parece indicar que las diligencias se traspasarán en breve al número 7.

Su versión

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El conductor sostuvo en todo momento que no había sido consciente del atropello mortal de Carolina Risco Sánchez, una joven de 22 años de Inca que a las seis y veinte de la mañana atravesaba el Passeig Marítim, acompañada de una amiga. Según su versión, escuchó un fuerte golpe y de repente se resquebrajó su cristal delantero, por lo que no vio nada. Después, siempre según su relato, siguió circulando porque no sabía qué había pasado. Fuentes policiales descartan este versión y aseguran que es «casi imposible» que Miguel F. no supiera que acababa de arrollar a una chica.

El joven explicó que circulaba por el carril central del Passeig Marítim, cuando escuchó el fuerte golpe. Además, rechazó que fuera un conductor novato y aseguró que hacía nueve o diez años que tenía el carnet de conducir. Sobre la una de la tarde, tras escuchar su versión, el juez Enrique Morell ordenó prisión sin fianza para el administrativo, que no tiene antecedentes policiales.

El acusado, tanto a su llegada a los juzgados como a su salida, se tapó el rostro para evitar a los fotógrafos y cámaras de televisión. A primera hora de la tarde, una patrulla del 091 lo trasladó hasta la cárcel de la carretera de Sóller. Tomeu Oliver, su abogado, anunció ayer que hoy tiene previsto recurrir el auto de prisión y no se mostró conforme con unas de las aseveraciones del juez: «El acusado puede volver a cometer el mismo delito». Según el letrado, se trató de un desgraciado accidente y su defendido, que dio una tasa muy alta de alcoholemia (0,81), nunca fue consciente de que acababa de atropellar mortalmente a la joven de Inca.

Carolina Risco Sánchez, que cursaba Turismo en la UIB, había salido con unas amigas. La fiesta acabó en tragedia.