Imagen de la última actuación policial contra la droga en la calle Tomás Rullán, concretamente en este edificio hay numerosos pisos patera y narcotraficantes. Foto: VASIL VASILEV-ALEJANDRO SEPÚLVEDA-JB

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Los vecinos de la popular barriada de Son Gotleu, en Palma, ya no pueden más.

Prostitución, peleas, gritos, persecuciones, atracos, robos, agresiones violentas, pisos patera que se han convertido en auténticas pensiones clandestinas y la droga, entre otros, son la pesadilla de los miles de residentes de la barriada.

Ultima Hora, ante la denuncia de numerosos vecinos, sale a la calle y comprueba 'in situ' la situación actual de la zona. El panorama es desolador.

Desde hace unos meses, según fuentes policiales consultadas, la prostitución ha aumentado considerablemente, especialmente las mafias de mujeres nigerianas.

«El barrio no puede aguantar más esta situación. A nosotros nos gustaría que alguien, con dos dedos de frente, nos conteste a la siguiente pregunta: ¿Cómo es posible que algunos de los africanos que están aquí llegan en patera, con una mano delante y otra detrás, y en menos de dos meses se pasean con Mercedes? La respuesta es muy fácil; la droga. Aquí se mueve droga en cantidades industriales», afirma un vecino de la zona.

La cifra asusta. La AA.VV. Orson Welles ha presentado infinidad de denuncias de más de 100 pisos patera en la barriada. En realidad se trata de inmuebles controlados por las propias mafias nigerianas que ejercen funciones de pensiones clandestinas. En algunos casos, en un habitáculo de escasos 85 metros cuadrados se aglutinan más de 30 personas, la mayoría de ellas prostitutas.

Nos acercamos hasta una ferretería de la zona. Su dependienta nos cuenta: «Desde hace unos meses hemos tenido que hacer pedidos especiales de puertas que en lugar de cerrarse por fuera, como es habitual, se cierran por dentro. Estamos hablando de cientos de puertas. Con esto os podéis hacer una idea de la cantidad de pisos patera que hay en Son Gotleu», concluye la dependienta.

Los vecinos se quejan especialmente de la venta de droga. «No se cortan un pelo, lo hacen a plena luz del día y en medio de la calle. Compran, venden e incluso se hacen las 'rayas' encima del capó de un coche. La policía viene, pero cuando dan media vuelta la cosa sigue igual», afirma Joan, propietario de un inmueble de la calle Tomás Rullán.

Otro de los grandes problemas de Son Gotleu es la prostitución. «Desde hace dos o tres meses las prostitutas africanas han aumentado un 200 por ciento. Salen a las doce de la noche y llegan a las cinco o las seis de la mañana borrachas y dando gritos», concluye un residente que tiene que sufrir las molestias. Los vecinos para el próximo mes de septiembre tienen previsto convocar una manifestación contra los dirigentes políticos de las Islas exigiendo mayor presencia policial.