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La lluvia que cayó en la madrugada del sábado al domingo en Peguera provocó el desprendimientos de piedras en la carretera de aquel núcleo turístico y la Guardia Civil tuvo que cerrarla al tráfico de forma provisional, mientras una grúa y una cuadrilla de trabajadores retiraba los cascotes.

Los afectados tuvieron que armarse de paciencia, ya que las tareas para despejar la calzada fueron lentas y durante más de una hora la zona quedó colapsada. Durante todo ese tiempo no paró de llover, a veces con mucha fuerza. El subsector de Tráfico temía que si los conductores circulaban por tramos cubiertos por tierra y piedras podían sucederse accidentes de consideración, por lo que no se reanudó la circulación hasta que estuvo controlada la situación. En los márgenes de la carretera hay, en la actualidad, mallas de protección para evitar precisamente desprendimientos de rocas sobre el asfalto.

La Policía Local, la Benemérita y una brigada del Consell, apoyados por maquinaria, cortaron los dos carriles y se produjeron colas considerables de conductores que llegaban al túnel de Son Vich.