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El hombre que el pasado viernes llamó a la policía para comunicar que había estrangulado a su novia seguía ayer ingresado en la unidad de Psiquiatría del hospital de Son Dureta. Los médicos lo mantienen sedado, y todavía no han podido establecer un diagnóstico exacto de lo que sufre, pero todo apunta a que se trata de esquizofrenia. Fuentes próximas al caso señalaron que el hermano del detenido se presentó ayer en el juzgado que lleva el asunto y se entrevistó con la jueza, quien todavía no ha tomado declaración a Manuel Llinás porque los médicos entienden que no está en condiciones para hacerlo.

Según parece, el hermano señaló que Manuel había cambiado de actitud hace ya varios meses, pero sobre todo en las últimas cuatro semanas que había adelgazado varios kilos y había manifestado a sus familiares que «oía voces extrañas y veía cosas raras». El familiar también recordó que su hermano estaba convencido de que sus compañeros de trabajo se habían confabulado contra él para perjudicarle. Sin embargo, y a pesar de este extraño comportamiento, la familia de Manuel Llinás no sospechó nunca que el hombre sería capaz de estrangular a su compañera sentimental, con la que convivía desde hacía un año en un piso de la calle Ausiàs March, donde se produjo el crimen.

El Juzgado de Instrucción número 4 de Palma está pendiente de que se haga una valoración médica sobre el estado mental del detenido. Sin embargo, en fuentes próximas al caso se apunta a que si se demuestra que sufrió un brote esquizofrénico el acusado sería absuelto por un trastorno mental, y se adoptaría la medida de que ingresara en un hospital psiquiátrico en vez de ir a prisión.