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«No me moveré de aquí hasta que el juez me vea y me diga si en estas condiciones cree que puedo trabajar». Isabel Arcos, la mujer de 44 años de edad que el pasado jueves inició una huelga de hambre frente a la puerta de la Audiencia de Palma en protesta al no serle reconocida su condición de inválida (lo que le impide recibir una paga del Estado), pasó su primera noche a la intemperie y ayer seguía apostada, esta vez frente al edificio judicial, esperando encontrar una solución a su problema.

«Yo no he dejado de pagar un solo recibo de la Seguridad Social en toda mi vida y ahora que necesito que me ayuden, los jueces dicen que puedo trabajar. Cómo pueden decir esto si llevo más de dos años sin poder dormir en una cama porque si lo hago tengo un dolor insoportable». Isabel padece una enfermedad degenerativa de la columna vertebral, detectada cuando ella tenía 29 años, pero no fue hasta el año 2000 cuando la dolencia se extendió. Hasta entonces dirigía un pequeño bar en Son Cotoner.

Acudió a la Seguridad Social para que se le concediera la incapacidad total, pero los médicos no aceptan que sufra esta enfermedad. Presentó una demanda en el Juzgado de lo Social, que fue rechazada. Recurrió ante el Tribunal Superior y también le han rechazado la demanda. La mujer afirma que ella tiene informes y pruebas médicas que dicen que sufre fibromialgia, y cuatro hernias discales, lesiones en los tendones de la rodilla y el tobillo derecho (que los médicos se niegan a operar) y una rotura del tendón de la mano izquierda.