Dar la enhorabuena (léase con ironía) al ingeniero que tuvo la feliz idea de habilitar tres carriles de circulación hacía una rotonda con sólo dos. Se trata de la rotonda del polígono de Son Castelló con la carretera de Sóller, la cual se ha convertido en la pesadilla de conductores y compañías de seguros. Un «salvesé quien pueda» a la hora de afrontarla. ¡¡Todo un acierto!!